El peligro de los transgénicos, los intereses de las multinacionales y la manipulación en los medios de comunicación

2003-06-16 00:00:00

MST Informa, Año II - nº 41 viernes, 13 de junio de 2003.

La sociedad brasileña está siendo bombardeada todos los días por
falsas noticias producidas por los lobbys de las grandes empresas
multinacionales que quieren imponernos las semillas transgénicas
como si fuesen una necesidad, una cuestión de progreso. presentan
solamente las presuntas ventajas y esconden los peligros para el
pueblo y para nuestra soberanía nacional y alimentaria. Pero
finalmente, ¿qué es lo que está en juego?

De un lado tenemos los intereses de lucro y el control del
monopolio de las semillas por las empresas multinacionales como la
Monsanto, la Cargill, la Bung, la Du Pont, la Sygenta y la Bayer.
Del otro, los intereses de los agricultores honestos y del pueblo
brasileño. Esa es la verdadera confrontación que se traba en la
cuestión de los transgénicos.

Las empresas y sus lobistas, en la ambición de controlar la
agricultura brasileña y tener el monopolio de las semillas, en
especial de la soya, maíz, trigo, girasol y algodón, pregonan que
los transgénicos son más productivos y rentables que la semilla de
sus competidores. Si el criterio para practicar agricultura es
dedicarse siempre a productos más rentables, entonces, ¡deberían
estimular solamente la plantación de tabaco y de marihuana! Los
agricultores tienen la responsabilidad de producir alimentos. Y
alimentos saludables, con seguridad para toda la población.

Una variedad de maíz transgénico ya fue retirada en los Estados
Unidos por sus perjuicios para la salud humana y animal. De la
soya, no hay hasta ahora ningún estudio que dé seguridad, y por lo
tanto, en el futuro podremos tener también consecuencias para la
salud humana. Y está comprobado que, al ser necesario combinar su
cultivo con el uso intensivo del agrotóxico Roundup, con el pasar
de los años eso afectará la vida del suelo y del medio ambiente.
Es por esa razón que hace más de 4 años corre una acción judicial
contra la Monsanto, que no consiguió presentar ningún dictamen
atestiguando que su soya no causa ningún mal al medio ambiente
brasileño, como determina la Constitución.

Del área cultivada en el mundo, menos del 10% utiliza semillas
transgénicas y 95% de los transgénicos son producidos por solo tres
países: Estados Unidos, Canadá y Argentina, donde las
multinacionales estadounidenses controlan el mercado. ¿Por qué
será que todos los demás países prefieren la precaución?

En todo el mundo, y en especial en Europa y Asia, los consumidores
son contrarios al consumo de productos transgénicos, cuyos efectos
en la salud no están garantizados. Estamos a favor del uso de la
biotecnología, así como los agricultores la han aplicado
empíricamente a lo largo de la historia de la humanidad. Pero una
biotecnología responsable con nuestro pueblo y el futuro del medio
ambiente.

Si podemos alimentar nuestro pueblo, con productos de otras
semillas más seguras y saludables ¿por qué arriesgarnos con
transgénicos? ¿Solamente para garantizar las ganancias de la
Monsanto?

La Monsanto está intentando inducir, de cualquier manera, el
cultivo de transgénicos en el Brasil, porque es su última
oportunidad. En los Estados Unidos tuvo una pérdida de más de mil
millones de dólares y sus acciones cayeron en 27% en el último año.
Recibió la peor cotización en la bolsa de Nueva York y todavía
tiene el desplante de querer cobrar royalties a los exportadores y
agricultores brasileños, que fueron inducidos a cometer dos
crímenes: plantando ilegalmente su semilla de soya Roundup
contrabandeada de la Argentina. ¡Deberían cobrar a la FARSUL,
entidad de los latifundistas gaúchos, que difundieron la semilla
transgénica!

Brasil necesita una legislación que garantice el derecho a prevenir
la salud pública e impida que las multinacionales tengan el
monopolio de nuestras semillas, colocando en riego la soberanía
nacional. Por ahora, está en vigencia la Medida Provisional (MP)
113, que ya fue aprobada por la Cámara y que libera el comercio
temporal de la soya gaucha de esta cosecha, pero que mantiene la
prohibición rigurosa del cultivo de cualquier semilla transgénica
para fines comerciales. El Gobierno está preparando una nueva ley
definitiva para sustituir a la MP, que será enviada al congreso el
próximo mes.

Es necesario que haya un amplio debate de toda la sociedad
brasileña, de los consumidores de la ciudad y que todos se
manifiesten y presionen al gobierno y los parlamentarios.

La empresa estadounidense Monsanto, viene gastando millones en
lobby, financiando campañas, pagando viajes de delegaciones a los
Estados Unidos, haciendo propaganda en los medios de comunicación,
alimentando a periodistas y comentaristas solamente para garantizar
su lucro. Esperamos que el gobierno y los parlamentarios
brasileños actúen del lado del pueblo y no del lado del capital
estadounidense. Ese es un asunto de salud pública y de soberanía
alimentaria nacional. Si el gobierno y el congreso se equivocan de
lado, ¡van a ser demandados por la historia y por el pueblo!

* Joao Pedro Stedile es dirigente del MST y de Vía Campesina