Jueces visitan MST en Rio Grande do Sul

2002-12-13 00:00:00

MST Informa, Año II - nº 28, viernes, 6 de diciembre de 2002

El 20 de julio del 2002, un grupo de doce jueces, integrantes del Núcleo de Estudios
Críticos, realizó una visita a un asentamiento y a un acampamento del MST en Rio
Grande do Sul.

De acuerdo con el relato del núcleo, la visita fue importante por ser una oportunidad de
conocer la realidad distante de los gabinetes. "Aunque se tenga conciencia de las
dificultades que amargan a millones de brasileños, el contacto directo con la realidad
viabiliza una dimensión más exacta de la demanda social y fuerza a formular una infinidad
de cuestionamientos sobre la actividad jurisdiccional".

A continuación, fragmentos del informe y de las conclusiones de los jueces:

El asentamiento

El asentamiento de Charqueadas tiene 11 años de existencia y funciona por mediación
de una cooperativa creada por los asentados. No hubo división de lotes. Las casas
fueron construidas en un único lugar, donde están la escuela, la guardería, el centro
comunitario, el puesto de salud y una pequeña estructura urbana.

La tierra es trabajada por todos, atendiendo a proyectos de producción de la EMATER
(Empresa de Asistencia Técnica y Extensión Rural) y con acompañamiento de técnicos
del propio MST, que desenvuelven actividades sin la utilización de transgénicos o
productos químicos, tanto en la labor como en la crianza de animales.

El pienso de los animales es hecho con los productos del propio cultivo. La leche se
produce de forma enteramente mecanizada. En la labranza, se utiliza poca mecanización
y se repudia el monocultivo. Los alimentos consumidos por los asentados son todos
producidos en el lugar. El excedente se coloca en el mercado, con buena aceptación
en virtud de los medios naturales de producción. En total, son 28 familias asentadas,
que trabajan de forma compartida. Cada familia recibe una renumeración de acuerdo con
la producción del asentamiento.

El acampamento

El acampamento visitado fue formado en el 2001, con seiscientas familias. Durante el
periodo en que están acampados, el grupo establece debates sobre género, educación,
salud y ciudadanía. Dividen las tareas en grupos (salud, educación, limpieza, seguridad,
alimentación, etc.).

Las criaturas tienen actividades educativas y recreativas diariamente. Hay también
programas de alfabetización de adultos y una farmacia que funciona las 24 horas dentro
del acampamento. Todo medicamento es producido con manipulación de hierbas
medicinales plantadas en el lugar. Existe abastecimiento de agua y recogida de basura.

El lugar destaca por la organización, que no existe en muchos aglomerados urbanos. Los
acampados no tienen problemas de violencia, excepto en el caso de los que consideran
también violencia la precariedad de la estructura en la que viven, sin saneamiento
básico, agua canalizada –corriente-, sistema eléctrico o pavimentación. La ausencia de
violencia entre los acampados puede ser justificada por el trabajo comunitario
desarrollado.

Todos los días un grupo de trabajadores usa un autobús para ir a las frentes de trabajo,
ejerciendo actividades remuneradas y revirtiendo el fruto del trabajo al colectivo.

Conclusiones

La vivencia con las poblaciones carentes posibilita la observación de la forma en que las
personas se organizan para buscar la superación de la miseria, al mismo tiempo que
ayuda a desmentir los engaños que corren sobre esos grupos. La conducta organizada
de actuación demuestra que la lucha por la reforma agraria atiende a una estrategia
pacífica de reivindicación.

Es importante un debate sobre la exclusión social en el seno de la magistratura. La falta
de informaciones sobre las condiciones socio-económicas de las poblaciones miserables y
las opciones que éstas eligen para alcanzar inclusión social afectan a la libre convicción
del juez.

La determinación de aquellos que buscan el conocimiento por el contacto con
poblaciones que están por debajo de la línea de pobreza debe contar con el apoyo o, por
lo menos, tolerancia de sus iguales, proponiendo un análisis más fidedigno del fenómeno
social. El ideal sería incorporar en la formación del magistrado la posibilidad de contacto
directo con la realidad social antes del ingreso en la carrera, buscando una mayor
percepción del efecto colectivo y difusión de la decisión judicial.

La lógica del liberalismo del siglo XVIII que justificaba el trabajo esclavo también
fundamenta el latifundio del tercer milenio. Hoy, así como en los tiempos de la abolición,
el Poder Judicial aparece como la vía de absorción de las demandas resultantes de las
contradicciones sociales.

La comprensión de ese papel del Poder Judicial en la cuestión agraria es uno de los
grandes desafíos de nuestro tiempo. La justicia distributiva es una utopía a ser realizada
que no puede caer en la desesperanza.

Todos los datos de este artículo fueron extraídos del texto elaborado por el Núcleo de Estudios Críticos
del Derecho: "Relato y conclusiones de la visita al asentamiento de Charqueadas y a un acampamento del MST", de 8/11/2002