Devastación Humana

2002-10-21 00:00:00

El África que nos acogió en Johannesburg es bonita y negra. Están
por todas partes y sólo se ve al pueblo negro. Desde la llegada al
aeropuerto, en la recepción, en los autobuses, circulando por las
calles. Enciendes la TV y una guapísima negra está presentando el
programa. La presencia negra es tan predominante que nos
preguntábamos: ¿dónde están los blancos? Están confinados en sus
condominios, coches y propiedades particulares. No circulan por las
calles ni están en los lugares públicos. Los pocos que vemos por las
calles son los "nuevos pobres" de Sudáfrica, los blancos que
perdieron su empleo. Así como existen los "nuevos ricos", negros que
ascendieron socialmente en el comercio y en la vida pública. Así
como continúan existiendo los "antiguos ricos", es decir, la elite
blanca que siempre dominó el país. Así como continúan existiendo los
antiguos pobres, o sea, la "mayoría negra". Se dice que "los negros
temen ser humillados por los blancos y los blancos temen ser
devorados por los negros". La segregación racial fue superada
legalmente, pero todavía no en las mentes y en los corazones. La
injusticia social subsiste y nos presenta aquella delicada relación
entre etnia y pobreza. Sin duda, la superación de la discriminación
racial, por ella misma, no significa la superación de las injusticias
sociales.

Esa África está siendo arrasada por una devastación invisible: el
SIDA. Los números lo dicen todo: el 10% de la población del África
negra está contaminada, o sea, 28 millones de personas. Corresponde
al 20% de la población económica y sexualmente activa. Personas
cercanas nos dijeron que los hospitales están llenos, los
enterradores trabajan día y noche en los cementerios y la gente muere
en la escasez. Faltan brazos para trabajar y manos para cosechar.
La muerte elimina a las personas jóvenes, arrasando cualquier
posibilidad de sostenibilidad económica y social.

"Las causas son muchas y relacionadas", nos dicen personas cercanas
que trabajan en África. La vida sexual sin estabilidad, las guerras,
la promiscuidad en los campos de refugiados, las violaciones
perpetradas por los soldados, las migraciones, la falta de políticas
educativas, el machismo generan una contaminación progresiva y sin
ningún control. Mirado fríamente, incluso si hoy cesara toda forma
de expansión, dadas las condiciones africanas, en el plazo de diez
años 28 millones de africanos habrán muerto, a una media de 2'8
millones/año, a 7.600 personas/día. Resulta imposible hablar de
"desarrollo sostenible" en esas condiciones.

La humanidad prácticamente silencia esa devastación. Zimbabwe,
teniendo un 30% de la población con SIDA, devastado por una guerra
civil, con 3 millones de personas pasando hambre, obtuvo de la ONU
una ayuda en forma de "alimentos transgénicos". El gobierno se
resistió a aceptarla pero con el agua al cuello, al final, aceptó.
Entre bastidores, una vez más, algunas personas opinan que esa es una
estrategia para utilizar a los pobres como cobayas humanas en el test
de alimentos que los mismos productores jamás tendrían el coraje de
dar a sus hijos. El comportamiento del "primer mundo" delante de la
tragedia africana muestra claramente el nivel ético y moral al cual
han llegado los dueños del planeta.

Fue esa África, con conquistas que emocionaron a la humanidad, con
nuevos y antiguos problemas, la que nos acogió en esa Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sostenible. El continente africano, donde surgió la
primera persona humana, simboliza mejor que todos la lucha en favor
de la vida en el planeta y también su muerte.

* Roberto Malvezzi es miembro de la Coordinación Nacional de la CPT
- Comissão Pastoral da Terra y estuvo en Johannesburg para participar
en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible por invitación de
Misereor en representación de la CPT.

MST Informa, Año II - nº 24, viernes, 11 de octubre de 2002