La defensa de la biodiversidad y un nuevo paradigma civilizatorio
“La Tierra ya sobrepasó en un 20% su capacidad de regeneración. Necesitamos una nueva relación con la naturaleza, una nueva forma de consumir y de alimentar. Necesitamos una nueva ética, una ética ciudadana”, afirmó el teólogo brasileño Leonardo Boff, en el Foro Global de la Sociedad Civil, que se desarrolla paralelamente a la COP-8, en Curitiba.
Crear una nueva relación de respeto, cooperación y coexistencia entre hombre y naturaleza. Este es el desafío para la humanidad si aún pretende garantizar la supervivencia de las civilizaciones frente a tanta miseria, explotación y degradación ambiental.
En ese sentido, Boff afirma la necesidad de impulsar una nueva ética, que se generaría a partir de la concienciación del hombre y se efectivizaría en la voluntad de poner en práctica nuevos principios a favor de la transformación de la sociedad.
Se precisa la formulación de una visión diferenciada del actual sistema neoliberal, con su agricultura basada en el monocultivo y en el uso de venenos, prácticas políticas arcaicas y ciencias conformadas por conocimientos fragmentados, que deben ser sustituidos.
Marta Maffei, diputada federal en Argentina, expresa que la dominación de otros países se da por medio del control de la cultura de los pueblos y la sumisión de los gobiernos. Los grandes grupos económicos explotan y privatizan los recursos naturales y utilizan mano de obra barata, sin que haya ningún tipo de resistencia del Estado. “Los gobiernos aceptan la contaminación ambiental y la dominación de sus países como un `mal necesario' que deber ser pagado a cambio del desarrollo”, critica.
La escuela, uno de los instrumentos de cambio social, no está cumpliendo su papel conscientizador e instrumento crítico entre la población. “Actualmente las escuelas no ayudan a fomentar la pluralidad y la diversidad entre la gente. Ni comprenden que necesitamos organizarnos y luchar para alcanzar nuestros derechos. Esto es negativo porque son instrumentos importantes para una transformación”, apunta.
Otra institución fuerte en la sociedad, la política, también es cuestionada por la diputada, que plantea la urgencia de introducir en la vida cotidiana una nueva relación entre la población y los parlamentarios, llamados representantes del pueblo. “Otra visión del mundo significa construir un contra-poder. El neoliberalismo produce una dependencia económica, social y política que acaba con el medio ambiente y empobrece a las personas. Los políticos necesitan dar soluciones concretas para el pueblo, escuchando su voz y construyendo un nuevo poder”, sostiene.
Agricultura
Un nuevo paradigma también presupone cambios en la forma en que la sociedad concibe el papel de la agricultura y en cómo utiliza sus técnicas. En la opinión de la investigadora canadiense Louise Vandelac, de la Universidad de Quebec, las alteraciones climáticas y el surgimiento de nuevas enfermedades y plagas muestran al ser humano que la vida en el planeta no está garantizada. Entre las causas señaladas por la científica están las llamadas nuevas tecnologías de punta, que incluye a los transgénicos.
Los datos son alarmantes. Actualmente, un 98% de los transgénicos utilizados en el mundo son plantas pesticidas, resistentes a los agrotóxicos. Proporcionalmente, investigaciones indican un crecimiento del 4% en el uso de venenos en los cultivos transgénicos. “La utilización de los transgénicos es un peligro a la biodiversidad. Investigaciones muestran que hubo una reducción del 70% en las comunidades de sapos próximas a los cultivos genéticamente modificados, debido a los agrotóxicos”, agrega.
Los estudios hechos sobre agrotóxicos con base de glifosato fabricado por la Monsanto, llamado Roundup Ready, muestran que la sustancia puede actuar en el sistema endócrino de los animales, afectando su reproducción. Esto puede pasar también con los seres humanos.
Louise coincide en que la resistencia a los transgénicos ha aumentado, pero a un ritmo mucho menor que la utilización de los transgénicos. “La demanda de productos orgánicos crece, pero representa un tercio del uso de los transgénicos. Y eso se debe al poder de convencimiento de las multinacionales frente al mercado y a los consumidores”, argumenta.
“El desafío que se presenta para la humanidad es tener sabiduría y coraje para entender las alteraciones en la naturaleza que están por venir y defender lo que aún está a tiempo”, finaliza