Les vamos a ganar
El Aula Magna de la Universidad de Mar del Plata se convirtió esta tarde en una gran Tribuna Antiimperialista, en la que los pueblos de las Américas denunciaron las políticas neoliberales de los Estados Unidos. Jóvenes y viejos, estudiantes y militares, sindicalistas y pensadores, deportistas y campesinos, artistas y víctimas del terrorismo…. Banderas, cantos, consignas, gritos de viva a las revoluciones de Cuba y Venezuela, rostros del Che y de Marx…. Durante casi tres horas, hombres y mujeres de todo el continente abogaron por la necesidad de profundizar nuestras luchas contra el imperialismo y por la integración de nuestros pueblos.
Una de las intervenciones más emotivas de la tarde fue la del español Javier Couso, hermano de José Couso, uno de los tres periodistas asesinados el 11 de abril del 2003 en Bagdad por tropas estadounidenses. A continuación la reproducimos íntegramente:
Lo primero, es trasmitir, de parte de mi familia, el orgullo de estar aquí y, sobre todo, y no lo digo con verborrea, el orgullo que representa para mí compartir este espacio con los familiares de las víctimas del avión de Barbados y con los familiares de los cinco cubanos presos en los Estados Unidos. Decíamos en la Habana que somos familia y es verdad que somos familia y seguiremos siendo familia, como somos familia de las Madres de la Plaza de Mayo o como somos familia de los desaparecidos y torturados.
Mi hermano fue asesinado el 11 de abril del 2003 en un ataqué que la tercera división de infantería de los Estados Unidos desarrolló en Bagdad contra la prensa independiente que informaba sobre la guerra desde allí. Atacaron Al-Jazyra, atacaron la zona de la televisión de Abu-Dhabi, y atacaron el hotel Palestina. El resultado fue tres periodistas muertos. Tarek Ayyoub, jordano que trabajaba con su cámara sin hacer daño a nadie. Mataron al ucraniano Taras Protsyuk, de la cadena Reuters; su delito fue filmar las operaciones de los militares estadounidenses. Y mataron a mi hermano, José Couso, que hacía exactamente lo mismo: una mirada incómoda de la gente del mundo que nos oponemos a esa guerra ilegal e inmoral que continúa en Iraq.
Desde que mataron a mi hermano, nosotros no hemos parado; hemos aprendido mucho de aquí; hemos apartado nuestro luto; nos hemos comido nuestras lágrimas y algo que tienes aquí (el corazón) cada vez que pienso en mi hermano. Todos los que hemos perdido lo sabemos, y hemos apartado estas cosas para dar un paso al frente y salir adelante y gritar al mundo que queremos justicia. No hemos parado y no vamos a parar. Yo traigo un mensaje de esperanza, porque quiero que entiendan por qué han asesinado a mi hermano y sus compañeros, porque quiero que entiendan por qué hasta el día de hoy han asesinado cerca de noventa periodistas en Iraq. Ellos no quieren que sepamos lo que pasa en Iraq, no quieren que tengamos cercanos al pueblo de Iraq, no quieren que sepamos que hoy la resistencia civil y militar enfrenta al ejercito de los Estados Unidos y les está ganando. Está ganando.
He tenido el privilegio, aun con el dolor de haberlo pagado con la sangre de mi hermano, de visitar Iraq dos veces. La primera vez en el 2004, para honrarle en el lugar donde lo asesinaron, aunque los militares estadounidenses, apuntándome gatillo en mano, no me dejaron poner las flores donde correspondía. Pero aun así, salí de allí mirándole a las caras; ¿qué más me podían hacer, matarme? Pues, que me maten; pero no me van a callar. También estuve con los médicos iraquíes que trataron de salvar la vida de mi hermano. Un equipo profesional de quince personas. Un día que habían recibido novecientos compatriotas heridos. Pero no hubo ningún problema en atender a una persona que había nacido en un país que los estaba bombardeando, porque España bombardeaba a Iraq también. ¡Qué shock mental tuvimos nosotros, al ver que estos iraquíes no eran demonios! Eran personas exactamente iguales a nosotros, grandes profesionales que hicieron lo posible por salvar la vida de mi hermano. He vuelto también a la ciudad de Falluhaj con una campaña contra la ocupación y la soberanía de Iraq que hacemos en España. Y he podido compartir el momento con la sociedad civil, he podido saber lo qué es ese pueblo. Los médicos nos decían que no tenían nada para atender a los heridos en una situación de guerra total como la que tienen ahora. Hemos visto niños que habían estado detenidos en Abu-Dhabi, niños menores de quince años. Esa es la democracia y los derechos humanos que los Estados Unidos han llevado a Iraq.
Y por fin, estuvimos también con la resistencia militar, de lo cual me siento orgulloso y no me da miedo decirlo. Me ampara la carta fundacional de Naciones Unidas que dice que cualquier pueblo tiene derecho a resistir si es invadido. Les decía al inicio que traigo esperanza. Vamos para adelante, que es lo que querría mi hermano. Tenemos que decirlo aquí, les pido honor y respeto para ese pueblo que está venciendo a los estados Unidos. Y lo digo porque me comprometí con ellos a decirlo.
Hace dos semanas un juez de la audiencia nacional, a requerimiento nuestro, en una querella que habíamos puesto por crimen de guerra, puso en búsqueda y captura internacional a efectos de extradición a tres militares estadounidenses responsable de la muerte de mi hermano. Creo que es algo importante, por primera vez en muchos años ocurre algo así; es algo histórico que tres militares no puedan salir de su país porque serían detenidos. Moralmente ya hemos ganado. Por eso digo vamos a seguir fuertes, vamos a poyarnos unos a otros, porque les vamos a ganar. ¡Señor Bush, les vamos a ganar!