Colombia: Lecciones del 12 de octubre
El 12 de octubre cerca de un millón de colombianos salieron a las calles a manifestar su rechazo al Tratado de Libre Comercio, a la reelección de Uribe y a los proyectos gubernamentales de reforma tributaria y pensional. Fue tan amplia y masiva la protesta popular que los medios no pudieron ocultar el fenómeno como lo han hecho en otras oportunidades. Los informes de la prensa reconocieron que hubo mínimo cien mil manifestantes en Bogotá y que en todo el país los guarismos fueron similares. Se expresaron maestros, trabajadores de la salud, de la justicia, de las telecomunicaciones y de los servicios públicos, campesinos, comunidades negras, indígenas, dirigentes comunales, usuarios de servicios, vendedores ambulantes, desempleados etc. Participaron masivamente mujeres y jóvenes de todos los sectores y la jornada se prolongó hasta bien entrada la noche. En opinión de los más experimentados, esta fue la más grande movilización popular en muchos años y mostró el deseo que tienen muy diversos sectores sociales y políticos de adelantar una lucha frontal contra las desastrosas políticas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Esta explosión popular fue posible porque todas las organizaciones sociales y políticas de oposición se unieron, depusieron contradicciones menores y coincidieron en un programa que contiene las demandas esenciales del pueblo y de la nación en este momento.
A pesar de que el gobierno da informes privados a reducidos círculos de personas, buscando así legitimar la participación de la sociedad en el proceso de negociación y por otra parte ha inundado los medios de comunicación con propaganda sobre las virtudes del TLC, un amplio sector de colombianos rechaza este tratado. No se trata de una minoría de estudiosos, sino del conjunto del movimiento popular y de las fuerzas de oposición que no han tenido la oportunidad de exponer sus puntos de vista con amplitud.
Desde que el gobierno reprimió la manifestación de Cartagena el pasado 18 de mayo, ha crecido enormemente el peso de los que nos oponemos al tratado y en medio de las movilizaciones realizadas los meses anteriores, a pesar de las talanqueras oficiales la verdad se abre camino. Las dificultades que tuvo la ley de inversiones en el Congreso, la cual anticipa las garantías a la inversión extranjera previstas en el TLC, muestra que el gobierno no las tiene todas consigo.
El gobierno ha tomado la decisión de suscribir rápidamente el Tratado y por fuera de la mesa de negociaciones ya cedió en puntos vitales como la franja de precios y los fondos de compensación, al anunciar que se negociaría pragmáticamente producto por producto en el agro, entregando el criterio general de la protección a la producción agrícola y reconociendo que las catástrofes que vendrán con la liberación comercial solamente se afrontarán con nuevas solicitudes de crédito a la banca privada, lo cual hará todavía más vulnerable la economía. El remedio será peor que la enfermedad.
Al tiempo que reiteramos nuestra exigencia de que no se suscriba el Tratado y se suspendan las negociaciones, exigimos que se abran los medios de comunicación a los opositores al Tratado para que todos los colombianos conozcan las razones por las cuales las negociaciones se deben suspender. Esta exigencia ha sido hecha reiteradamente por el movimiento sindical y social al gobierno, pero éste ha sido sordo a ella y a la protesta de amplios sectores. El gobierno debe garantizar espacios suficientes en los medios de comunicación a quienes hemos planteado una critica fundamentada y seria que representamos la voz de millones de colombianos
Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca
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Bogotá, octubre 14 de 2004