Proclama pública

Nos movilizamos para defender y liberar nuestra existencia….

2007-11-16 00:00:00

Nos movilizamos para defender y liberar nuestra existencia y para sumarnos a las luchas de todos los pueblos

El desafío que no da espera

“Esta vez sabemos que solos no podemos y que nos necesitamos mutuamente para entender, para resistir y para crear un país y un mundo posible y necesario.”
Mandato Indígena y Popular - Septiembre de 2004.

Este documento es una declaración abierta, es una manifestación sincera, digna y dolida en respuesta a una amenaza integral que nos hace sentir en riesgo de extinción y muerte si no actuamos de inmediato y con claridad. Esta declaración es simultáneamente un llamado desde la humildad y el respeto a las conciencias y a la unidad. Proclamamos el imperativo de pasar a la acción, de movilizarnos y de actuar. Colombia está siendo sometida. Es hora de resistir y defender la dignidad. Nos quieren someter. O nos levantamos para detener a los invasores, o nos quedamos sin futuro. Señalamos el “problema de fondo” que nos amenaza para anunciar un camino que ya empezamos a recorrer y al que convocamos. Despertar las conciencias de la opresión y el sometimiento mientras actuamos para construir Territorios para la Dignidad, la Vida y la Paz y tejer entre estos hasta alcanzar la libertad. No queremos liderar ni dirigir, pero no podemos esperar. Basta de soledad. A defender la vida, a Caminar la Palabra, a empezar por desalambrar el territorio de nuestros imaginarios y conciencias, recuperar la tierra para seguir viviendo, liberarla para vivir con ella de otra manera, convertir las agendas de los pueblos en gobiernos territoriales libres y tejer los territorios de los pueblos para que se haga realidad el otro país posible y necesario. ¡¡¡Por la Libertad y la Vida, No más muerte!!!

Todo esto significa que el camino es largo y difícil pero que hay que recorrerlo unidos, comprometidos y convencidos de que otro mundo es posible. Significa también que hay que empezar ya, que mañana es muy tarde. Este es el camino de la MOVILIZACION, no solo material ni coyuntural, si no ideológica, permanente, coordinada, sin dueños, ni protagonistas. Hasta detenerlos y echarlos atrás.

Reconocemos el Problema de Fondo

“Con nosotros vienen los recuerdos y las experiencias de una larga historia de lucha y de resistencia. Echamos mano de nuestras identidades y de nuestras culturas para enfrentar las amenazas que ha traído cada época.” Mandato Indígena y Popular - Septiembre de 2004.

La difícil situación que aqueja a los pueblos en Colombia obedece a un problema de fondo. Un poderoso sector de la sociedad colombiana junto a los gobiernos de turno, los pulpos económicos articulados a intereses económicos internacionales, insisten que la solución de nuestros problemas sociales, está en la “óptima utilización” (explotación despiadada) de los recursos naturales existentes, el fortalecimiento de la “seguridad” nacional (represión, negación de libertades y criminalización de los movimientos sociales), la “defensa” y práctica de la “democracia” (procesos electorales controlados para que los agentes del proyecto económico se perpetúe en el poder) y el desmantelamiento y privatización de las instituciones y servicios públicos acusados de ineficientes y corruptos para reemplazarlos mínimamente con limitados instrumentos de asistencia social discrecionalmente manejados desde el ejecutivo, para mencionar sólo algunos de los argumentos oficiales. De igual manera se esfuerzan por todos los medios en hacer creer que el problema de la sociedad colombiana radica en las organizaciones sociales y los opositores del gobierno. Mientras todas las evidencias demuestran la alianza entre gobierno, paramilitarismo y narcotráfico la presencia de estos y aquellos se convierte, en un juego de manipulación y propaganda, en la excusa para imponer su política a sangre y fuego.

Cuando decimos que la situación nuestra obedece a un problema de fondo, no estamos exagerando, ni lo hemos inventado, lo planteamos desde las experiencias vividas, desde el dolor cotidiano de los pueblos, realidad que comparten múltiples sectores del país y que tiene que ver con la implementación del modelo económico global fundamentado en el neoliberalismo y la globalización que se adelanta desde varios años diseñado desde corporaciones multinacionales y auspiciado entre otros por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y el gobierno de los Estados Unidos.

Para desarrollar sus políticas en el mundo, el poder transnacional que impone el modelo económico global cuenta con aliados estratégicos y súbditos representados en los monopolios económicos nacionales y globales, los medios masivos de comunicación y los gobiernos de las naciones a su servicio quienes implementan y readecuan de manera coordinada múltiples estrategias que combinan leyes con propaganda y guerra y ejecutan desde masacres, genocidios, persecuciones, saqueos y explotación de los recursos naturales, hasta la trasgresión, la difamación, la adecuación e imposición de leyes para sacar adelante sus propósitos.

En este contexto, en Colombia se adelanta una estrategia combinada que se basa en una alianza entre el proyecto paramilitar y el poder corporativo transnacional que recoge lo político, lo económico, lo legal, lo jurídico y lo militar. En su desarrollo han pasado desde el desmonte gradual de la reciente Constitución Política, hasta la aprobación de paquetes legislativos que incluyen leyes tales como la ley forestal, la ley de aguas, la ley de páramos, la reforma del código minero, la ley del recorte de las transferencias, la ley del estatuto desarrollo rural entre otras, buscando controlar el territorio, los recursos naturales y la población para beneficiar las multinacionales, los monopolios económicos de la región y del país, los narcotraficantes, los terratenientes y los paramilitares. No suficiente con este despojo legislativo interno, se adelantan convenios, planes y tratados internacionales con el gobierno de los Estados Unidos y países europeos, tales como los TLC, ALCA, PLAN PUEBLA PANAMA, IIRSA, entre otros, estrategias lesivas que colocan en riesgo la pervivencia de los pueblos, la continuidad de los ecosistemas, la tierra y el medio ambiente en su conjunto. La vida pero toda la vida es lo que esta en peligro. Nuestros territorios, nuestros países y continentes, están siendo conquistados por el mayor poder que haya existido en la historia, con el propósito de transformar la vida en mercancía para llenarse de dinero. Esta conquista no es compatible con la vida de la madre tierra ni de los pueblos.

Por eso, sin temor a equivocarnos, aseveramos lo que los pueblos indígenas entendemos que cuando nos hablan de DESARROLLO EN COLOMBIA se refieran al PROYECTO DE MUERTE, que es lo mismo, pues su implementación nos significa el sacrificio y destrucción de la tierra, los recursos naturales, el medio ambiente y el exterminio de los pueblos.

La lucha permanente por la Vida.

“¡Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si ustedes venden la tierra y le martirizan, deberán recordar que ella es sagrada, por eso deben enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo!”
Seattle, Jefe Piel Roja.

Surgimos de la tierra, nos recreamos en ella y regresamos nuevamente a su vientre cuando morimos. La tierra ha sido siempre nuestra alegría, nos amarramos con ella desde nuestro origen, la respetamos y la cuidamos entre todos y todas, por eso decimos que para nosotros la tierra es más que un medio para devengar nuestro sustento, para nosotros la tierra es el fundamento sobre el cual se construyen nuestros derechos, es la casa grande donde vivimos con todos los seres, es la madre que nos da todo.

Desde la invasión española en 1.492, hasta nuestros días, luchar por nuestro origen, ¡la tierra!, nos ha costado mucho. Cuando no nos han masacrado, o nos han perseguido, o con leyes, con engaños y con trampas nos han enjuiciado para apoderarse de ella. En este contexto, todas nuestras luchas para que nos devuelvan las tierras usurpadas, han sido ahogadas en sangre.

“La vida está en riesgo. Así hablan los datos sobre la extinción de nuestras hermanas y hermanos los animales. Están en riesgo inminente de extinguirse hoy mismo el 30% de los peces, el 25% de los reptiles, el 24% de los mamíferos, el 20% de los anfibios y el 12% de todos los pájaros que quedan. La Madre Tierra se muere de sed y el agua se pudre con químicos y deshechos; la misma agua que había desde el comienzo de la vida y a la que le debemos toda la vida que somos y hemos sido.” CRIC: Visita por el País que Queremos

Cuando los hombres deciden que la tierra es una mercancía con dueños, y estos dueños son aquellos antiguos y nuevos expropiadores, jamás van a respetar nuestra manera de sentirla, por ello, no entienden el fundamento de su ser, rechazan y comercian con su madre y este origen esencial de vida pasa a ser simplemente una mercancía instrumental utilitaria que se compra, se vende y se explota para obtener dinero. Bajo estos preceptos de seres enceguecidos por su avaricia insaciable, sin sentimiento vital, la tierra pierde todo el sentido armónico material-espiritual y pasa a configurar las políticas macroeconómicas mercantiles de las naciones como un elemento de poder político y financiero, acrecentado mediante el desarrollo vertiginoso del modelo económico global.

Frente a esta trágica situación, pueblos indígenas, sectores campesinos, afrocolombianos, trabajadores, estudiantes, sectores de mujeres, jóvenes, intelectuales, en fin todos aquellos que nos resistimos a doblegarnos, desde nuestros espacios, continuamos en pie de lucha, nos negamos a desaparecer y luchamos tercamente en la medida de nuestras posibilidades por resistir desde Colombia y promover alternativas para que se de un cambio sustancial que garantice la satisfacción plena de los derechos fundamentales y el respeto por la vida.

Convocatoria.

“Los indígenas somos con tristeza las víctimas más antiguas de estos 515 años de persecución y es por el dolor de las víctimas que vamos a movilizarnos por la dignidad nacional ya, porque algún día nos despertaremos para derribar el muro que no nos deja sentir que todos somos negros, indígenas, campesinos, secuestrados, desaparecidos, desplazados, exilados, amenazados...”

Los conquistadores tienen un plan y lo están ejecutando. Articulan las leyes con el terror, con la propaganda y los medios de desinformación, desde las localidades, hasta los grandes centros de poder. Han acumulado experiencia. Todo lo que sucede en Colombia tiene antecedentes en dondequiera que la avaricia para la acumulación se ha convertido en régimen y poder. A nuestras tierras y hogares llega esa experiencia perversa enmascarada como siempre como la promesa convertida en horror enmascarado como siempre de promesas y engaños. Los poderosos han decidido que le llegó la hora a Colombia, que es el momento de entregarle el Cauca y sus riquezas a las multinacionales del agua, a las mineras, de agro combustibles, de “encadenamientos productivos”, de monocultivos y mercancías de todo tipo; que es hora de quitar del camino el estorbo de los pueblos que defendemos nuestras maneras de vivir y los territorios que hemos llorado; que es hora de la Fase II del Plan Colombia, del exilio, de la miseria, de transformarnos en pordioseros, de negarnos siquiera el derecho de denunciar el dolor. Vienen por todo y por todos. Pues han decidido que es hora de acabar con los territorios y de reemplazarlos por “Teatros de Operaciones” para la guerra; que es la hora de negar que estamos, que somos y que tenemos derecho a vivir. Tienen hechos los mapas. Todo el territorio está ordenado en sus planes para saquearlo y llenarlo de basuras. No hay adonde replegarnos. No podemos esperar porque sabemos que la tierra que ocupan la explotan y destruyen para que no dé más vida nunca más. O resistimos o desaparecemos.

El problema no es sólo de los pueblos indígenas: tenemos problemas compartidos con todo el pueblo colombiano frente a la legislación del despojo, la presencia de multinacionales, los megaproyectos y las estrategias combinadas para imponer a toda costa el modelo económico global. La mayoría del pueblo colombiano se hunde en la miseria, en la desnutrición y el desempleo y toda la falta de garantías de parte del Estado, mientras nos confunden, nos entretienen y nos convierten en limosneros de un régimen autoritario.

En este contexto cada vez más complejo, los pueblos indígenas debemos mantener nuestra resistencia histórica y unirnos a otros pueblos que asumen su dignidad y se levantan para defenderla. Por ello estamos llamados a construir el nuevo país de la esperanza, contrario a ese país que cimentó sus raíces colonialistas por encima de las culturas milenarias y con el irrespeto por la tierra. El llamado entonces es a que reacomodemos la memoria de los mayores, para entender e interpretar la realidad del momento, conocer a profundidad la historia y el origen, porque así crece la identidad de los pueblos, y a pasar la voz de manera solidaria pero clara. De esta manera volveremos a mirar cara a cara a nuestra Madre Tierra.

El camino.

“Las palabras sin acción son vacías, La acción sin palabras es ciega, Las Palabras y la acción por fuera del espíritu de la comunidad son la muerte”

Después de esta reflexión, encontramos que el problema de fondo radica en el choque irremediable de dos pensamientos.

1. El pensamiento del poder, que cada vez está más concentrado en pocas manos y que siembra por doquier miseria, despojo, opresión, muerte y una guerra despiadada por la conquista de los mercados. No sólo se busca la destrucción de las bases materiales de las naciones, sino la destrucción histórica y cultural de los pueblos: las raíces. El neoliberalismo impone así una guerra total. La peor y más cruel en contra de la humanidad y de la vida. El desarrollo que promueve el capital es una versión primitiva y atrasada de la historia humana que ha llegado a su límite y debe ser superado.

2. El pensamiento de la armonía universal, que es de los que reafirmamos que la vida es un fin y no solamente un medio para que pocos acumulen riquezas; que la tierra encierra la vida de todos los seres, el origen de los pueblos y de las tradiciones, los mitos y las creencias, que la tierra es parte esencial de las culturas y que por tanto le debemos inmenso respeto, que no solo debe existir una valoración material sino una espiritual, que es esencial. Que la tierra con sus pueblos se convierte en territorio. Que el territorio es el verdadero y más alto sentido de la historia humana pues en el conviven y se perpetúan todos los seres de la existencia en su colorido y diversidad. Que la economía y la generación de riquezas debe armonizarse a los mandatos de la naturaleza y al sagrado y sublime logro de vivir con alegría y justicia. Que el territorio lo abarca todo, a los hombres y mujeres, en su máxima expresión, el medio ambiente, los ecosistemas, y las relaciones culturales, económicas y políticas en el espacio.

Dada esta polaridad conceptual, los pueblos que luchamos por la pervivencia, sólo observamos en el horizonte dos caminos, y nos toca escoger:

1. Luchar y resistir por la libertad, desde la dignidad y la identidad, o
2. Someternos definitivamente a la esclavitud y al exterminio.

Se hace Camino al Andar.

Siendo así, este es el camino que nos hace pasar de las palabras a la acción. Proponemos etapas que nos permitan reconocer cómo vamos avanzando y hacia dónde vamos.

1. Recuperar la tierra. Esto significa, ¡tierra para la gente! Si no recuperamos tierra no podemos siquiera sobrevivir.

2. Liberar a la Madre Tierra. Es más que recuperarla: es darle un uso diferente al del proyecto de muerte. Desarrollar modelos económicos y Planes de Vida que tengan como objetivo final la defensa y promoción de la vida. Hay que aprender a vivir con la tierra y no solamente de ella para acabarla. Nos liberamos con la tierra para convivir. Este es nuestro llamado y compromiso. Esto significa no solo liberar la tierra y empoderarse de la lucha, sino también liberar el pensamiento, el corazón, las voluntades, la identidad, la alegría, la conciencia y la esperanza.

3. Construir en la Tierra Liberada, Territorios para la paz, la dignidad y la vida. Esto quiere decir TERRITORIOS LIBRES, donde se haga realidad práctica la agenda de los pueblos para el nuevo país posible y necesario de manera que allí se llegue a Acuerdos Humanitarios y se supere el conflicto armado por la vía del diálogo y la transformación social por la justicia, se garanticen los servicios esenciales para la vida: Salud, vivienda, educación, ambiente sano, agua potable entre otros y de manera que sean culturalmente apropiados, donde podamos establecer sistemas comunitarios económicos y ecológicos que garanticen la soberanía alimentaria y las condiciones materiales de bienestar de los pueblos y donde se respeten de manera práctica y permanente el derecho a la vida, los derechos humanos, la libertad de palabra y el derecho a la movilización, a la conciencia y al pensamiento propio.

4. Tejer los territorios para la vida, la paz y la dignidad, desde las capacidades y realidades de cada pueblo y proceso, hasta alcanzar el país posible y necesario que reemplace y supere este régimen de opresión y dolor. Tejer más allá de fronteras nacionales y regionales. Tejer respetando y acompañando porque solos no podemos y nos necesitamos mutuamente. Concertar y debatir las diversas visiones, sin exclusiones, con inclusiones, sin olvidar la historia, sin ocultar nuestros dolores, angustias y alegrías, exigiendo y estableciendo la justicia realmente justa que nos permita construir país y un mundo para todos y todas.

En momentos en que se inicia la movilización, de manera respetuosa hacemos un llamado urgente:

1. A las comunidades y pueblos que hemos iniciado las acciones, a perseverar y a ser estratégicos. Recordemos que no basta con recuperar la tierra, pero que hacerlo es necesario como un primer paso. Que este camino de movilización y reflexión auto crítica nos ayude a madurar las conciencias y las capacidades para crecer en fuerza y dignidad a medida que pasamos de la recuperación a la construcción y tejido de territorios. Que podamos aprender con humildad a ser capaces de transformarnos a conciencia y de manera auto crítica en el camino afianzados en nuestra identidad, culturas y ley de origen hasta llegar a ser partidarios de nuestros propios actos como pueblos y líderes que pasamos madurando, de este mundo que hay que cambiar al otro, posible y necesario para quienes nos hereden.

2. A las demás personas, pueblos y procesos, movilizados, nuestro respeto y vocación de unidad. A los demás, a que no nos miren y juzguen. A que no se distancien de nosotros desde el respeto o el rechazo. A que no se limiten a apoyarnos y a aplaudirnos. A que sepan que reconocemos este como un paso adelante en una larga lucha a la que le damos continuidad. A que sepan que no convocamos para liderar sino para sumar porque sentimos la urgencia y reclamamos la acción inmediata. A que se miren a los ojos y al espejo, a que nos ayuden a mirarnos entre todas y todos para decirnos las verdades del dolor, de la opresión, de la injusticia y también las de la confusión, las del sometimiento en servidumbre, las de los muchos miedos, rebusques y acomodamientos. A que nos acompañemos en este despertar que se vuelva camino. A que cada cual desde su lugar y todos los días aprenda para resistir y resista aprendiendo. A que actúen tan pronto puedan desde donde puedan. A que mencionen que estamos juntas y juntos en la misma lucha desde dolores diversos que son n