Sao Paulo, 12 y 13 de junio de 2004

Declaración de la II Asamblea Internacional de Mujeres Campesinas

2004-06-14 00:00:00

Nosotras, las 123 mujeres provenientes de 47 países de
África, Asia, Europa, Américas, Oriente Medio y Oceanía,
reunidas en la II Asamblea Internacional de Mujeres del
Campo, celebrada en Sao Paulo (Brasil) del 12 al 13 de
junio de 2004, representando la diversidad de nuestros
sectores, nos unimos por un fuerte vínculo de solidaridad
y motivación de lucha contra el imperialismo y el
patriarcado, cuyas manifestaciones afectan la vida de las
mujeres, en particular en las zonas rurales.

Afirmamos nuestra férrea voluntad de mantenernos en el
campo como lugar de vida, de culturas diversas, de
relaciones humanas e interacciones sociales múltiples, y
de resistir, a toda costa, a la pretensión neoliberal de
convertirlo en una gran empresa mundial, que apenas
beneficia a los intereses de las corporaciones
transnacionales y otras élites.

Nosotras, inventoras históricas de la agricultura,
guardianas de la tierra y las semillas, creadoras de
conocimientos medicinales y de la preservación de la
biodiversidad, nos oponemos a las amenazas que el libre
comercio impone a nuestra autonomía, saberes y
conocimientos, y al derecho de continuar creando modos de
vida harmoniosos, basados en cosmovisiones diversas e
integrales.

Las mujeres del campo, quienes por siglos hemos producido
y transformado los alimentos para nuestras comunidades y
pueblos, nos oponemos a la visión mercantil de la
Organización Mundial de Comercio, que pretende imponer al
mundo una agricultura comercial, entre cuyas
consecuencias figura la eliminación de nuestras prácticas
agrícolas y nuestras semillas, para reemplazarlas por los
transgénicos, producidos en los laboratorios de
biotecnología, que transgreden las leyes de la
naturaleza, contaminan de quimicos nocivos la vida humana
y el entorno, y ponen en riesgo el balance de los
ecosistemas. Esta visión tecnocrática impone, además,
una cultura alimenticia dependiente del mercado, que
atenta no solo contra la soberanía alimentaria sino
también contra la propia vida del planeta.

Nosotras, que nos empeñamos en generar sociedades basadas
en la justicia y la igualdad, respetuosas de los derechos
humanos, denunciamos la militarización del campo, la
imposición de bases militares, la invasión y ocupación de
los pueblos, que generan muerte, destrucción, violencia y
atentan contra los derechos de las mujeres y la soberanía
de los pueblos.

Como mujeres, reclamamos el respeto de todos nuestros
derechos, rechazamos al sistema patriarcal y todas sus
expresiones discriminatorias; y nos reafirmamos en el
ejercicio pleno de la participación ciudadana. Exigimos
nuestro derecho a una vida digna; el respeto a nuestros
derechos sexuales y reproductivos; y la aplicación
inmediata de medidas para erradicar toda forma de
violencia física, sexual, verbal y psicológica; como
también exigimos la eliminación de prácticas de genocidio
de mujeres que aún persisten.

Exigimos a los Estados implementar medidas que garanticen
nuestra autonomía económica, acceso a la tierra, a la
salud, a la educación y a un estatus social igualitario.
Demandamos respeto y vigencia plena de los derechos
humanos y del derecho internacional humanitario en toda
circunstancia.

Enfatizamos en nuestro derecho a preservar la vida en el
campo, contrario a lo que imponen las transnacionales,
cuya procura de rentabilidad agudiza la pobreza, el
empleo precario y el desempleo rural, que generan el
despoblamiento del campo y las migraciones.

Las mujeres del campo, protagonistas de otro mundo
posible, nos proponemos defender y fortalecer nuestras
organizaciones y movimientos, continuaremos luchando
contra el modelo neoliberal; contra el libre comercio;
por la soberanía alimentaria; por la reforma agraria,
tierra y territorios; por la defensa de nuestras semillas
como patrimonio de los pueblos; por la soberanía de
nuestros pueblos; por la autonomía de las mujeres y la
igualdad de género.

Organicemos la lucha, tierra, alimento, dignidad y vida!
Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!