Puerto Rico: El 23 de septiembre es el día de la subversión puetorriqueña

2002-09-26 00:00:00

El 23 de septiembre de 1868, sigue siendo evocado y celebrado, en los
anales patrióticos de Puerto Rico, como uno de esos días en que la
patria puertorriqueña conspiró contra el terrorismo colonialista
desplegado por España. Este fue el día en que con acciones pudimos
decir; "basta ya, coño". Este suceso, conocido como el Grito de
Lares, demostró la capacidad de rebeldía, emancipación y valentía de
nuestro pueblo, y sobre todo sus ansias de libertad. O sea, que no
somos un pueblo amedrentado, ñangotado, ni mucho menos boca abajo,
como nos han tratado de concebir. Somos hijos e hijas de una raza
pura rebelde que no le aguanta pendejerías a nadie

De aquí el que reconozcamos que nuestra agenda nacional de
descolonización e independencia fue, y sigue siendo, el motor que nos
impulsó hacia este grito de conspiración. Esto por supuesto con la
intención de lograr de una vez y por todas nuestra soberanía
nacional. Por cuanto había -aunque hay que reconocer que este mal
existe todavía- una mala costumbre de celebrar las libertades de
otros países, dentro de esta realidad, uno de los padres de ese
movimiento de liberación, el Dr. Ramón Emeterio Betánces, se atrevió
a decirnos: "Es el espectáculo más raro y triste el de todo un pueblo
-chicos y grandes- celebrando las libertades que no creen tener y que
no tienen". De nuevo, nuestro deseo de ser libres se encargó de
llevarnos a organizar un chanchullo y tejemaneje conspiracional
contra quienes nos robaban el derecho sangrado de la libertad
nacional

Por otra parte, la agenda del Grito de Lares también resalta dos
realidades as cuales por lo general tienden a ser invisibles en
nuestras discusiones. En todo momento la liberación nacional estaba
conectada, por un lado a la abolición de la esclavitud, y por otro
lado, a la abolición del sistema de libretas. O sea que la agenda de
la negritud y de la justicia económica se puso sobre el tapete porque
eran medidas que oprimían, explotaban y excluían a la mayor parte de
la población puertorriqueña. Por desgracia, 134 años después del
Grito de Lares, la realidad socio-política de Puerto Rico es
alarmante. No se puede negar que seguimos conspirando por esa
liberación nacional, luego de que en el 1898 pasáramos a ser un
"botín de guerra" del imperio más poderoso que existe en el mundo, o
sea, los Estados Unidos, quienes nos han convertido en la colonia más
importante de su imperialismo

Por esto, el significado del Grito de Lares -para nuestra agenda de
liberación actual- reclama la necesidad de buscar una oportunidad que
nos saque de la inmovilización nacional existente en nuestra política
puertorriqueña, en donde cada año electoral seguimos votando por
fórmulas coloniales que no nos definen de una vez y por todas. Por lo
tanto, en estos momentos es indispensable seguir discutiendo la
creación de una asamblea constituyente que tenga la capacidad de
representar la diversidad de nuestro arcoiris patrio

Hoy más que nunca debemos seguir gritando con sentido nuestro proceso
de liberación. ¿Cómo seguir gritando? Comencemos por hacer real el
onceno mandamiento: no jodáis, para que no seáis jodidos. De aquí
entonces también que no nos dejemos joder por nadie en estos asuntos
nacionales

Ante esta realidad que vive nuestro pueblo hay que reconocer que ante
procesos inhumanos, tales como colonización, opresión, explotación,
exclusión, genocidio y asimilación, tiene que existir una cultura de
la conspiración la cual produzca una resistencia sagrada. Esta
resistencia, a mi juicio, construye un pasaje que busca armonizar en
lo personal y en lo colectivo. En lo personal la armonía es entre lo
material y lo espiritual, y en lo colectivo, entre esa persona y el
resto de la naturaleza. Esto se manifiesta en dos dimensiones, las
cuales se complementan: la espiritualidad del josconiando y la
espiritualidad del pitirreando. Estos conceptos los elaboro de la
literatura Boricua, uno del cuento El Josco de Don Abelardo Díaz
Alfaro y el otro del cuento El Pitirre, de Don Juan Antonio Corretjer

En la resistencia espiritual del Josco, josconiando con mi muerte yo
no le permito a mi enemigo que se apodere de lo más sacrosanto que
tengo: mi vida. Por lo tanto se recurre al suicidio como una medida
de resistencia que le diga al enemigo: muero libre. En lo físico, la
resistencia es literal, me quito la vida para no darle ese honor a mi
enemigo. En lo espiritual, el suicidio es mucho más metafórico; es la
realidad que viven aquellos/as hermanas/os prisioneros/as
políticos/as y/o de guerra, y también la realidad de quienes viven en
la resistencia de la clandestinidad. El lema principal aquí es poder
estar dispuesto/a a morir por la patria

Por otro lado, también está la resistencia espiritual del Pitirre, en
la cual pitirreando con mi vida yo mato al enemigo. Esta medida
radical, de "los/as mártires de la patria", dentro del contexto de la
desesperación sigue siendo otra alternativa de lucha para algunos,
como por ejemplo los grupos palestinos. Esta es su manera de eliminar
a su enemigo, tal y como el Pitirre lo hace con el Guaraguo. El lema
principal aquí es poder estar dispuesto/a a matar por la patria.
Coño, que te van a joder!. En otras palabras, nuestra resistencia
conspiradora puede, y debe tener diferentes manifestaciones, siempre
y cuando sean efectivas. Ante esta realidad se presenta la necesidad
de entender cualquier acción de "violencia revolucionaria" de quienes
resisten dentro de su contexto histórico, político y socio-económico.
Primero, es necesario entender esa violencia como un "mal necesario",
siempre y cuando resulte en el cese de la opresión, explotación y
colonización. Segundo, a mi juicio, esta "violencia revolucionaria"
debe estar validada por los siguientes postulados espirituales: (a)
fueron agotados los recursos de la negociación política; (b) las
acciones revolucionarias no están dirigidas a la población civil; (c)
nos motiva el amor hacia la liberación y la construcción de un nuevo
orden social y no el odio hacia quienes ejercen la opresión,
explotación y/o colonización. Me explico

Considero que muchos conflictos pueden resolverse con las
negociaciones políticas, por lo tanto, no creó en que "los fines
justifican los medios", sino más bien, que algunos fines justifican
algunos medios. Si no es posible la negociación entonces mantengo el
derecho divino del uso de la "violencia revolucionaria", la cual
dentro del contexto de opresión, explotación y colonización, pasa a
ser defensa propia, como una medida de resistencia. De aquí la
necesidad de entender la realidad social como el posible problema y
la violencia como un posible síntoma

En ese sentido, también extiendo una invitación a mis hermanos y
hermanas latinoamericanos/as para que se unan al proceso de
liberación de Puerto Rico. Necesitamos su ayuda en la lucha por
recobrar la patria ocupada por el imperialismo yanqui. Sigamos
gritando y conspirando subversivamente hasta lograr la
descolonización e independencia para Puerto Rico. Paz con justicia.

* Luis Barrios. Padre de la Iglesia San Romero de Las Américas New
York, New York.