CARTA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE LAS AMERICAS

2009-02-18 00:00:00

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- Construyendo la integración desde abajo de los pueblos.
- Impulsando el ALBA y la solidaridad de los pueblos,
frente al proyecto del imperialismo.
 

El capitalismo ha entrado en una crisis profunda, que intenta descargar sobre nuestros pueblos.

 
El capitalismo central está sacudido por una crisis estructural, que cuestiona los paradigmas difundidos por el neoliberalismo, y que promueve su propia deslegitimación. Es una crisis del sistema, que genera sobreproducción de mercancías, sobreacumulación de capitales, y como contracara,  el incremento brutal de la pobreza, la desigualdad, la explotación y exclusión de los pueblos, y el saqueo, contaminación y destrucción de la naturaleza.
 
Los capitalistas pretenden descargar con mayor violencia su crisis sobre los trabajadores y trabajadoras, sobre los excluídos y excluídas, socializando las pérdidas, socorriendo a los banqueros y subsidiando a las grandes empresas trasnacionales con los fondos públicos. Al mismo tiempo se agravan las políticas que en estos años de globalización mundial, han desarrollado un silencioso genocidio de nuestras comunidades originarias, han promovido la precarización de miles de hombres y mujeres -especialmente jóvenes y ancian@s-, arrasando con los derechos humanos, laborales, sociales, destruyendo las posibilidades de acceso a la educación, la salud, la tierra, el trabajo, la vivienda.
No es necesario describir las múltiples consecuencias sobre la vida cotidiana de los pueblos de la ofensiva de las corporaciones trasnacionales, que avanzaron en la recolonización de América Latina, considerada por las mismas como un gran botín para sus negocios. Denunciamos em distintos foros internacionales y nacionales que nuestras enormes riquezas naturales, y la creatividad cultural de nuestras comunidades, están siendo arrasadas en nombre del “progreso”, la “civilización”, y el “desarrollo” capitalista.
 
Las fuerzas del capital trasnacional y de los grandes grupos económicos locales -expresados  por ejemplo en las denominadas multilatinas-, asociadas a una parte considerable de los gobiernos de la región, bajo el mando de la hegemonia norteamericana, desarrollan su ofensiva, y hoy promueven variaciones del ALCA, a través de los TLCs con EE.UU. y Europa. Estas políticas han empujado a la desaparición de poblaciones completas, arrasadas por los megaproyectos de las industrias extractivas y agroexportadoras, y han condenado a los pueblos a una difícil sobrevivencia, asfixiándonos con una deuda externa ilegítima  y usurera, desconociendo la soberanía popular y la soberanía nacional. Proyectos e iniciativas como la IIIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), esconden tras el desarrollo de interconexiones en infraestructura, la apropiación trasnacional de los bienes de la naturaleza.
 
Para imponer esta lógica, el capital refuerza la violencia y el control militar, promoviendo guerras, invasiones, agresiones, así como el establecimiento de bases militares, de ejercicios militares conjuntos, y la criminalización de los movimientos populares, la persecución de los líderes, así como el desalojo de poblaciones completas. Utilizan intensamente a los medios de comunicación de masas para manipular el consenso de la opinión pública a las políticas represivas, a la penalización judicial, e incluso los asesinatos de luchadores y luchadoras populares. Con conceptos como los de “ordenamiento territorial”, o “seguridad democrática”, se utiliza la matriz de pobreza y exclusión de nuestras sociedades, para el reclutamiento de ejércitos de civiles, y la manipulación de las comunidades con un sentido contrainsurgente. Es en este contexto que EE.UU. activó la IV Flota, como amenaza para los procesos sociales transformadores en el continente, y que en muchos de nuestros países los gobiernos y parlamentos copian los paquetes de leyes “antiterroristas” que utilizan para combatir a los pueblos.
 
Esta crisis representa una enorme amenaza para nuestros pueblos, pero también vemos en ella una nueva oportunidad para promover alternativas populares al sistema, avanzando hacia un cambio estructural, cuya vigencia y viabilidad se vuelven incontestables.
 

Un proyecto de vida de los pueblos, frente al proyecto del imperialismo

 
Los movimientos populares percibimos que el contintente está atravesando un nuevo momento político y social, en el que se ha expresado de diferentes maneras, a través de puebladas, manifestaciones multitudinarias, elecciones locales y nacionales, luchas políticas y sociales, el cansancio frente a las políticas neoliberales.
Los movimientos sociales estamos en una nueva fase de estas luchas, en el marco de un largo período de transición, recomposición y acumulación de fuerzas, de confrontaciones con el capital, de construcción de nuestras organizaciones, y de formación de militantes con capacidad para asumir los nuevos desafios.
En esta fase vamos intensificando las acciones de resistencia, pero también las experiencias alternativas, de poder popular, de ejercicio de soberanía, e incluso de relación con algunos gobiernos que expresan -de manera contradictoria- los intereses de las mayorías.
 
Los movimientos populares enfrentamos las dificultades que surgen de varias décadas de exterminio de nuestra población y de nuestras organizaciones, y las debilidades que surgen de la confusión social sembrada por el neoliberalismo, a través de sus poderosos medios de incomunicación y manipulación de la opinión pública mundial, de sus políticas educativas monitoreadas por el Banco Mundial, de sus políticas de control social y domesticación, a través del asistencialismo, realizado como forma de reproducción de la exclusión, de la propagación de formas de religiosidad alienantes, de la criminalización de la pobreza, y de la judicialización y represión de la protesta social.
 
Es necesario construir colectivamente un proyecto popular de integración latinoamericana, que replantee el concepto de “desarrollo”, sobre la base de la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y de la vida, que avance hacia la creación de um modelo civilizatorio alternativo al proyecto depredador del capitalismo, que asegure la soberanía latinoamericana frente a las políticas de saqueo del  imperialismo y de las trasnacionales, y que asuma el conjunto de las dimensiones emancipatorias, enfrentando las múltiples opresiones generadas por la explotación capitalista, la dominación colonial, y el patriarcado, que refuerza la opresión sobre las mujeres.
 
Los movimientos populares defendemos un proyecto de vida, frente al proyecto de muerte, en el  que la producción no sea destrucción, sino parte de un proceso creativo, sustentable y con justicia social. Estamos planteando la necesidad de poner en debate un nuevo ideal de vida frente al neoliberalismo y a las órdenes del capital trasnacional y su mando único, que siembra la muerte en guerras, invasiones, y el avasallamiento de la soberanía de los pueblos y de las naciones en todos los continentes.
 

Nuestros principios

 
La integración de nuestros pueblos, desde abajo, partiendo de los movimientos populares, e inspirados en las batallas anticoloniales, anticapitalistas, antipatriarcales y antiimperialistas, que desde más de 500 años vienen librándose en estas tierras, tiene como principios fundamentales:
- La solidaridad permanente entre los pueblos, a través de acciones concretas, frente a cada una de las luchas contra la dominación del capital, y contra todas las formas de opresión y dominación.
- El respeto a la autodeterminación de los pueblos, a la soberanía nacional y popular.
- La defensa irrestricta de la soberanía en todos los órdenes: política, económica, social, cultural, territorial, alimentaria, energética.
- La integración tecnológica y productiva, de acuerdo con un modelo sustentable, al servicio de los pueblos.
- La soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos y sobre sus vidas.
- La formación política de nuestros movimientos populares y de nuestros pueblos, para volvernos sujetos concientes en la creación histórica.
- La unidad dentro de la diversidad cultural, social, y el respeto a las diferentes opciones sexuales que se expresan en nuestro continente.
- La defensa de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras y territorios. La demanda a los Estados de la regularización con certeza jurídica de esas tierras en favor de las comunidades y pueblos indígenas.
- La defensa del reconocimiento por parte de los Estados, de derechos elementales de los pueblos indígenas, como formas de organización propia, estructura organizacional, autoridades ancestrales, sistemas jurídicos propios de los pueblos, etc.
- La inclusión social de la subjetividad de los pueblos negros de las Américas.
- La defensa de los derechos humanos de los y las migrantes.
- La defensa de la identidad, la cultura, y el respeto por las formas propias de inclusión de la subjetividad de los pueblos negros de las Américas.
- La plena autonomia de los movimientos populares para definir sus objetivos, sus formas de organización y de lucha.
- La recreación de un nuevo internacionalismo de pueblos en lucha, a través de una auténtica perspectiva de integración popular que sea plural, horizontal, con una clara definición ideológica antineoliberal, anticapitalista, antipatriarcal y antiimperialista.
 
4. Nuestros objetivos
 
Este proceso de integración de movimientos y organizaciones sociales, impulsa los