La OSPAAAL con Chávez y con la Revolución Bolivariana, ¡Hasta la Victoria Siempre!

OSPAAAL
2013-04-12 20:00:00

La Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, junto al Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, la Casa del ALBA Cultural y la Coordinadora Internacional de Solidaridad con los Países del ALBA nos sentíamos en el solidario deber de concretar una iniciativa más, de realizar otra modesta contribución --pues todas nos parecen pocas frente a la envergadura y trascendencia de los acontecimientos--  para honrar el paso a la inmortalidad del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, y para ratificar nuestro respaldo inequívoco al proceso bolivariano, chavista y socialista en Venezuela, cuya continuidad será reafirmada por el pueblo durante los comicios presidenciales del próximo domingo que arrojarán la segura victoria del compañero Nicolás Maduro.

 

Cada día transcurrido desde el punzantemente doloroso 5 de marzo hasta hoy, Chávez se agiganta ante nuestros ojos y pensamiento. La fecundidad de su obra, ideas y desempeño constituyen un legado de incalculable valor revolucionario e internacionalista.

 

Chávez interpreta como nadie el verdadero significado y alcance de empuñar la espada de Bolívar para conquistar la segunda y definitiva independencia de Venezuela y de la Patria Grande; emancipación que no puede ser de otro signo que antimperialista y anticapitalista, como tantas veces argumentó con diáfano magisterio y especial capacidad de comunicación. En esa tarea primordial es guerrero intransigente, símbolo de las batallas de nuestra época y prócer para todas las épocas.

 

Encarna al pueblo con la sencillez de reconocerse a sí mismo como uno más, haciendo honor a su propia procedencia humilde y mestiza. En ese campo de batallas y desvelos deviene justiciero redentor de las mayorías populares, que egoísta y arbitrariamente habían sido desposeídas de bienestar y derechos por muy largos años para satisfacer la opulencia oligárquica y la rapiña transnacional.

 

La sensibilidad, el humanismo y el desprendimiento dejan de ser cualidades personales de Fidel y de ese hijo suyo extraordinario que le nació en Venezuela para convertirse en atributos inseparables del parto del amanecer, del nacimiento del ALBA, el primer proyecto de auténtica integración y solidaridad que se desarrolla en nuestro continente sin otra subordinación que aquella que emana de las necesidades de los pueblos y del objetivo de saldar una abultada deuda de injusticias sociales.

 

Su estatura y agudeza política imprimen un sello imborrable a la necesaria, impostergable, estratégica confluencia y unidad en la diversidad nuestroamericana que se materializa en la CELAC.

 

El dolor por la ausencia física de Chávez lo continuamos sintiendo en respetuoso luto millones de mujeres y hombres que, desde los más diversos confines del planeta, acompañamos la desgarradura irreparable que viven el pueblo bolivariano y sus dirigentes.

 

Pero en apretado abrazo, pueblo venezolano y pueblos hermanos del mundo, hemos sabido transformar el duelo en fuerza, multiplicarlo en compromiso irrevocable de continuar la lucha, convertirlo en impulso moral que acelere la madurez de una Revolución adolescente, de apenas 14 años, que necesita más que antes de la unidad, de sumar brazos, conciencias y votos para que se haga realidad la voluntad premonitoria de su artífice y se concrete el domingo 14 de abril una victoria aplastante del candidato de la Patria, Nicolás Maduro.

 

La Revolución Bolivariana que el Comandante Presidente Chávez condujo con pasos firmes, transformaciones profundas y gallardía política barrió la falacia del llamado “fin de la historia”, instalada por los ideólogos del capitalismo en aquella desoladora década de los años 90, y nos devolvió la esperanza.

 

Constituye el principio del fin del predominio de la dominación hegemónica norteamericana sobre la América nuestra y la continuidad histórica de la Revolución Cubana que, en las más difíciles circunstancias: agredida, bloqueada, aislada por decenios, pero invicta, ha desafiado con abnegada resistencia el poderío del imperio.

 

Inaugura lo que en sabia síntesis el Presidente Rafael Correa ha denominado un cambio de época en nuestra historia contemporánea. Desbroza el camino a una ola emancipatoria que, con peculiaridades y honduras diversas, avanza en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros países de Latinoamérica y el Caribe, y no puede ser revertida. Defender el curso ascendente de esos procesos es un deber revolucionario e internacionalista de cada uno y de todos nuestros pueblos. Desde su partida física, es también una deuda de honor con Chávez.

 

Por eso Nicolás, nacido también del pueblo trabajador, nuestro compañero de tantas batallas en los escenarios de resistencia de los movimientos sociales, cuya lealtad a la Revolución y cualidades le hicieron merecedor de la confianza absoluta del líder bolivariano, no es sólo el candidato de la Patria propia, sino también el candidato de la Patria Grande.

 

El destino de la Revolución Bolivariana está dialéctica e indisolublemente enlazado al de todo un continente y, por lógica extensión, al de todo el Tercer Mundo. Aplica para esta coyuntura histórica la afirmación profética que José Martí refirió a Cuba, publicada en Patria el 19 de agosto de 1893, que me permito respetuosamente parafrasear: Hoy Venezuela “al salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América”.

 

Con cabal comprensión del futuro, los sueños y utopías que defendemos en la trinchera de Venezuela, los militantes de la solidaridad internacional hemos ejercido simbólicamente nuestro derecho cívico a votar por Nicolás Maduro en miles de actos, marchas, manifestaciones e iniciativas alrededor del orbe.

 

En poco más de 24 horas corresponderá al pueblo venezolano --soberano, empoderado por la Revolución y dignificado por su líder-- acudir masivamente a las urnas para escoger libremente entre dos proyectos en irreconciliable disputa: el de la restauración capitalista, el egoísmo y la desigualdad; y el del Plan de la Patria, garante de la continuidad de su naturaleza bolivariana, chavista y socialista.

 

No albergamos ninguna duda, con la misma intuición con la que el pueblo venezolano derrotó en gesta epopéyica hace 11 años el golpe de Estado del imperialismo y de la derecha fascista del 11 de abril de 2002 contra el Presidente Hugo Chávez; el próximo domingo ese mismo pueblo, con acrecentada sabiduría, conciencia y compromiso, demostrará que todo 11 tiene su 13 y también su 14 de abril, de gloria y de victoria.

 

¡CHÁVEZ VIVE, LA LUCHA SIGUE!

¡CHÁVEZ PARA SIEMPRE, MADURO PRESIDENTE!

CON CHÁVEZ EN EL CORAZÓN Y CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

 

 

 

Palabras de la Secretaria General de la OSPAAAL, Lourdes Cervantes Vázquez, en el 15 Espacio Audiovisual Tricontinental dedicado al Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, a la solidaridad con la Revolución Bolivariana y a la segura victoria del compañero Nicolás Maduro, Presidente Encargado de Venezuela, en las elecciones del próximo domingo 14 de abril.

La Habana, 12 de abril de 2013

Un pueblo maduro