Cumbre de Unidad latinoamericana con antecedentes en Contadora
Playa del Carmen, México, 22 feb (PL) La Cumbre de la Unidad Latinoamericana y Caribeña, que parece prevalecer hoy en México como sustituta del Grupo de Río, tuvo su origen en 1983, cuando se creo el mecanismo de Contadora para resolver la crisis centroamericana.
El actual mecanismo de concertación política de la región tuvo como países fundadores a Colombia, México, Panamá y Venezuela, en un empeño de unidad para poner fin a los conflictos armados que se sucedieron en aquellos años en El Salvador, Nicaragua y Guatemala.
Contadora, nombre de la isla panameña donde se reunió por primera vez ese cuarteto de naciones, unificó empeños para reconocer la naciente Revolución Sandinista en Nicaragua, que Washington se negó a reconocer.
Aunque el grupo finalmente no alcanzó su propósito de concretar una paz aceptable para todas las partes, creó determinadas bases para la futura integración latinoamericanista, al margen de la OEA, tutelada por Estados Unidos.
Los avances concertados en la época, conocidos como Acuerdos de Paz de Esquipulas (I y II) Guatemala, estuvieron de alguna manera -al decir de analistas en problemas del istmo centroamericano- entre sus mejores logros.
Más tarde, en 1986, ese instrumento de negociaciones sumó otros cuatro países y comenzó a denominársele Grupo de los Ocho.
Entonces extendió su radio de acción a otros problemas regionales, como fue el apoyo a Argentina en sus reclamos de soberanía sobre las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña.
Al reunirse en Brasil dos años después, adoptó la denominación de Grupo de Río, donde se amplio nuevamente para quedar conformado por 22 naciones del área.
Ya con ese alcance, el Grupo de Río dio otro paso hacia la Unión de sus fuerzas con la Comunidad del Caribe (CARICOM), a su vez integrado por 15 países miembros plenos de la subregión, así como otros cinco asociados y siete observadores.
En esta Cumbre de dos días del Grupo de Río, con sede en el Caribe mexicano, se registró la incorporación en este tipo de citas ordinarias de cada dos años, de Cuba, Surinam y Jamaica, naciones a las que el presidente anfitrión, Felipe Calderón, dio la bienvenida.