Para combatir la crisis económica, ¡Reforma Agraria Ya!
La concentración de tierras en Brasil continúa entre las más altas del mundo. En los últimos años, el modelo agroexportador, basado en el agronegocio, no sólo acentuó esta concentración, sino que agravó los problemas económicos y sociales generados por ella. En nombre de los monocultivos de caña para combustibles, eucalipto para papel y soja para raciones animales en Europa, se reducen las áreas para plantar alimentos, junto con la deforestación de la Amazonia y el trabajo degradante.
Muy lejos de traer cualquier desarrollo o equilibrio social, el agronegocio revela su fracaso en este momento de crisis económica internacional. En Brasil, fue el sector que más despidos ha realizado desde noviembre, dejando a 270 mil personas sin trabajo. Al tiempo que continúa apelando y recibiendo altas inversiones y recursos del gobierno federal. Son préstamos billonarios, en comparación con el pequeño volumen de crédito concedido para la agricultura familiar.
Por otro lado, miles de familias sin-tierra luchan por condiciones dignas de vivir, trabajar y producir. La realización de una verdadera y efectiva Reforma Agraria podría resolver, a la vez, la crisis económica –generando miles de empleos permanentes a un costo más bajo que los empleos industriales– y la crisis alimentaria, con la producción de alimentos saludables para el mercado interno.
Sin embargo, el agronegocio también bloquea la Reforma Agraria, con la transformación de los recursos naturales en reserva para su expansión. El gobierno da prioridad a los monocultivos destinados la exportación, bajo control de las empresas transnacionales y del capital financiero, para sustentar la política económica neoliberal heredada de Fernando Henrique Cardoso. El resultado son los menores índices de expropiación y de asentamientos de la historia de Brasil. En 2008, de las 18.630 familias oficialmente asentadas por el gobierno federal, sólo 2.366 son nuevas familias, mientras el restante son todavía regularizaciones de proyectos de asentamientos de los años anteriores. Es una vergüenza para aquellos que tenían un compromiso histórico con la Reforma Agraria.
Para las familias de trabajadores rurales, la ocupación es la única solución para presionar la expropiación de los latifundios y desconcentrar la propiedad. Ocupamos tierras para denunciar que ellas no cumplen su función social, es decir, no producen alimentos, no generan empleos, no distribuyen renta. Ningún asentamiento en la historia de Brasil fue conquistado sin lucha y organización.
Nuestra Jornada de Luchas por la Reforma Agraria de este mes se inserta en ese contexto. Recordamos también en este momento la impunidad que marca los crímenes de los latifundistas. Hace 13 años, 19 trabajadores fueron asesinados por la Policía Militar en Pará, en Eldorado de los Carajás. Hasta hoy, nadie fue preso.
Seguimos con nuestro compromiso de luchar, a través de la ocupación de tierras, marchas y protestas, por la implementación de una Reforma Agraria de nuevo tipo, que tenga carácter popular en su naturaleza e intereses. Tenemos que poner en práctica un nuevo modelo agrícola, basado en una matriz productiva agroecológica y destinada a la soberanía alimentaria, con la prioridad de agroindustrias de cooperación agrícola y garantía de educación en todos los niveles para los asentados.
Queremos una Reforma Agraria que sea capaz no sólo de democratizar el acceso a la tierra y a la producción, sino también de impedir el proceso del actual modelo agrícola, que marcha hacia el colapso ambiental y alimentario. Mientras el agronegocio despide, la agricultura familiar genera empleos y permite la producción de alimentos.
Y así, nos colocamos al lado de todos trabajadores y trabajadoras, pues no es sólo el agronegocio, sino también el actual modelo económico que demuestra su fragilidad para resolver los principales problemas que afectan al pueblo brasileño. Los trabajadores no pueden pagar la cuenta de la crisis económica. Por lo contrario, la salida de la crisis está en reformas sociales profundas como la reducción de la jornada de trabajo sin rebaja salarial, sanción para empresas que recibieron recursos públicos y despiden, expropiación de tierras de empresas del agronegocio que también despiden, después de succionar las arcas públicas.
Seguiremos en lucha, junto con todos los sectores de la clase trabajadora, para la construcción de otro proyecto para Brasil, que garantice justicia social, renta, vivienda, salud, cultura, empleo, tierra, educación y soberanía popular. (Traducción: Minga Informativa de Movimientos Sociales).
Coordinación Nacional del MST