En São Paulo, Brasil

Miles de personas exigen caída de los intereses y defensa del empleo 

2009-03-31 00:00:00

Manifestación en la avenida Paulista fue liderada por las centrales sindicales y movimientos sociales 
El acto unificado convocado por los movimientos sindical, social y estudantil por la defensa del empleo y de los salarios, reunió 30 mil manifestantes, el lunes (30), en São Paulo, y presentó un programa para impedir la entrada de la crisis internacional en nuestro país: “Es necesario cortar drásticamente los intereses, reducir la jornada sin reducir los salarios, acelerar la reforma agraria, ampliar las políticas públicas en habitación, saneamiento, educación y salud, y medidas concretas de los gobiernos para impedir las dimisiones, garantizar el empleo y la renta de los trabajadores”.
Concentrados al frente de la Federación de la Industria del Estado de São Paulo, cerca de 30 mil personas salieron en caminada por la avenida Paulista hasta la sede del Banco Central y de la Caja Económica Federal, bajando por la calle Consolação hasta la Plaza Ramos, en el centro de la capital, alertando para la tentativa de algunos empresarios de “aprovecharse de la crisis, chantajeando con dimisiones y retirada de derechos, para asaltar recursos públicos”. En la medida en que avanzaba, la manifestación ganaba fuerza.
Teniendo como eje “la clase trabajadora no va a pagar por la crisis”, el acto convocado por la Federación Sindical Mundial (FSM) y por la Confederación Sindical Internacional (CSI) ocurrió en decenas de países de los cinco continentes. “Es una crisis de la especulación y de los monopolios, que transformaron el planeta en un gran casino financiero. Ella reventó en el centro del sistema capitalista, los Estados Unidos, y alcanzó las economías menos desarrolladas”.
En manifiesto conjunto, CUT, CGTB, CTB, Fuerza Sindical, NCST, UGT, MST, UNE, UBES, UMES, CMB, entre tantas entidades, alertaron que allá afuera “están siendo torrados trillones de dólares para cubrir el agujero de las multinacionales, en un pozo sin fin, pero el desempleo continúa propagándose, pudiendo perjudicar a más 50 millones de personas”. En el Brasil, agregaron, el problema es introducido por la “acción nefasta y oportunista de las multinacionales del sector automotivo y de empresas como la Valle del Río Doce, CSN y Embraer, que llevó a la dimisión de más de 800 mil trabajadores en los últimos cinco meses”.
“Esta es una crisis gestada en Wall Street, de total responsabilidad de los especuladores internacionales. Lo que no vamos admitir es que, frente al fracaso de la globalización y de su lógica excluyente, algunas empresas intenten importarla para nuestro país y empujen la cuenta para que la clase trabajadora la pague en forma de dimisiones, reducción de salarios y de derechos”, declaró el vice-presidente de la CGTB, Ubiraci Dantas de Oliveira (Bira). Para completar, agregó Bira, “esas empresas todavía presionan por recursos públicos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES)”.
 
De acuerdo con el presidente nacional de la CUT, Artur Henrique, la principal vacuna contra la crisis es la inversión pública, que puede ser ampliada con la reducción de los intereses y el fin del superavit primario. La prioridad, subrayó, debe ser el fortalecimiento del mercado interno: “precisamos de crecimiento económico, creación de empleo y renta, esta es la salida”. Condenando la apatía del gobierno estadual frente a la crisis, Artur denunció que “Serra vendió la última empresa de energía eléctrica, vendió el último banco público y continúa siguiendo el fracasado recetario neoliberal, de entrega y privatización del patrimonio”.
Derrochando buen humor y creatividad los manifestantes ridicularizaron al Tío Sam de variadas formas: metido preso dentro de una jaula, pidiendo propina, o suplicando a la población que contribuyese con algún cambio para que los EUA no sean tragados por el tsunami de la crisis. Carteles con aviones de la Empresa Brasileña de Aeronáutica (Embraer) al lado de un muñeco del BNDES - repleto de dinero usado por la empresa para dimitir 4.270 trabajadores en São José dos Campos -, exigían la retomada del control público por el Estado, denunciando la irracionalidad de la actual dirección que, después de la privatización, colgó a la empresa en el mercado externo. Una guillotina teniedo al lado el verdugo debidamente adornado – y pago – con dinero del BNDES – hacía alusión al despropósito de algunos financiamientos que han cortado el empleo de miles de brasileños.
Leonardo Severo - HORA DO POVO