Posición de la Campaña Peruana frente al ALCA y el TLC con los EE.UU.

Perú: Con un ministro como éste, perdemos todos

2004-04-13 00:00:00

El ministro Alfredo Ferrero fue reemplazado por el propagandista
Alfredo Ferrero. Por lo menos eso es lo que se evidencia con la
publicación del artículo: "Con el TLC ganamos todos", publicado
por el diario "Correo" de Lima, con fecha 12 de abril de 2004.

Obviamente se esperaba del ministro una explicación seria y
responsable sobre las posiciones que el Perú llevará a la
negociación con Estados Unidos para un eventual Tratado de Libre
Comercio, presentado como la gran oportunidad del país para los
próximos años; la amplitud y profundidad de los beneficios que se
espera alcanzar con un acuerdo de este tipo; y la manera cómo se
defenderán los intereses de los sectores más sensibles a un rápida
apertura económica y a un cambio de las condiciones de inversión y
actuación del capital extranjero dentro del país.

Pero el propagandista ha tenido una idea distinta sobre los
requerimientos del pueblo peruano. Disponiendo de una página
completa para expresarse, don Alfredo Ferrero, la ha
desperdiciado, insistiendo en afirmar que el TLC, cualquier TLC,
todo TLC, es siempre bueno, y mejor que no tener TLC. En otras
palabras, aún antes que empiece la negociación, aún antes de
definir la posición peruana, nos ha hecho saber que el gobierno
cree que ya ganó por firmar con Estados Unidos.

"La globalización no es una opción, es una realidad a la que
tenemos que adaptarnos obligadamente" ("Con el TLC ganamos
todos", Alfredo Ferrero)

La frase resume la quinta esencia de la mala negociación. Si se
confunde globalización con las cosas como las quieren los Estados
Unidos y las demás potencias del norte, y si se cree que ante las
presiones globales sólo cabe adaptarse, sin pelear por un mejor
destino y una globalización más equitativa, entonces la tarea de
los gobiernos y los ministros quedará sumamente simplificada.
Consistirá en asentir a todo lo que nuestro desproporcionado socio
nos exija: arreglar los casos de las empresas norteamericanas en
litigio con el Estado peruano, en algunos casos con acusación de
fraude y evasión de impuestos, fuera de las normas establecidas;
aceptar la agenda, los plazos, los socios adicionales y el orden
de ingreso en el proceso hacia el TLC con algunos países andinos,
según lo establezcan los Estados Unidos.

En estos puntos ya ha cedido el gobierno de Toledo, cuando todavía
no se han instalado las comisiones de negociadores. Y la tendencia
que se vislumbra a partir de las premisas con las que se aborda el
proceso del TLC, es que se seguirá cediendo. No hay, en todo caso,
ninguna garantía que no será así y ningún mecanismo para que el
país y los sectores afectados puedan expresar su posición durante
el avance de las negociaciones. Esa es nuestra mayor preocupación
como campaña: la desinformación imperante y la falta de democracia
económica para que el pueblo pueda decidir si le conviene lo que
el gobierno pretende firmar.

La falta de seriedad del ministro

No es insolencia nuestra calificar de mera propaganda los
argumentos del señor Ferrero, ministro de Comercio Exterior y
Turismo. Porque: ¿cómo se puede tomar en serio, una afirmación que
pretende que "ganamos" (todos ganamos) un mercado de 285 millones
de consumidores, con sólo entregar uno de 26 millones de
habitantes, como si las exportaciones peruanas tuvieran la
posibilidad de expandirse sobre todo el mercado norteamericano, no
sólo porque es el más disputado del mundo, sino porque carecemos
de un potencial para impulsar un crecimiento acelerado y sostenido
de nuestras ventas a ese mercado? La experiencia de ATPDEA es un
buen ejemplo de limitado aprovechamiento del número de partidas
exoneradas de aranceles (menos del 10%)

Pero hay algo mucho más serio. El señor Ferrero, sólo mira al gran
consumidor global, pero no dice nada del gran exportador,
inversor, titular de patentes y derechos intelectuales sobre
marcas, monopolista de servicios públicos, banquero y acreedor,
influyente sobre instituciones financieras internacionales, etc.,
que también es Estados Unidos. Digamos que el Perú pueda captar
algunas centésimas del mercado norteamericano fortaleciendo
nuestro pequeño sector exportador, pero nuestro gran socio podría
ocupar una porción muchísimo mayor del mercado local. Ellos
bajarían un arancel promedio de 5% hasta llegar a cero en los
productos negociados, o mantendrían las desgravaciones actualmente
existentes, mientras el Perú otorgaría una rebaja desde un
promedio actual de 15%, especialmente en el sector agropecuario y
de micro y pequeña empresa. ¿Todos ganamos?

Pero como todo no es comercio en esta vida, un TLC que se respete,
como el de Chile o el de Centroamérica, implica diversos y
complejos campos, en los cuales la ley básica es que Estados
Unidos abre parte de su infinito mercado de casi 300 millones de
personas con un per cápita de 35 mil dólares anuales, para
recibir ventajas en otros campos. Si bien los derechos son de ida
y vuelta, es claro que quién puede aprovecharlos es el otro y no
nosotros. Esto es lo que hace del TLC y en definitiva del ALCA (el
gran TLC de toda América), una opción interesante para los
intereses transnacionales de Estados Unidos, porque no sólo
obtienen mercado contra mercado, sino derechos de inversión para
sus empresas, como si fueran inversionistas nacionales; acceso a
servicios como agua, salud, educación y otros; eliminación de
monopolios estatales; intervención en licitaciones del Estado que
estaban restringidas a nacionales y micro y pequeña empresa;
acceso al mercado alimentario con productos subsidiados en su
origen; nuevos plazos para patentes de medicinas, software y
otros; traslado de disputas con el Estado a tribunales de
comercio, fuera de la justicia ordinaria; etc.

Todos estos son los temas que Brasil, Argentina, Venezuela, vienen
observando como una expectativa desproporcionada de los Estados
Unidos respecto a lo que pueden conseguir de sus posibles socios
del ALCA, mientras se niegan a ceder en materia de subsidios
agrícolas, barreras de entrada y otros aspectos que desfavorecen a
nuestros productos. ¿Todos ganamos y en las mismas proporciones?

Perdedores y ganadores

El ministro Ferrero no había llegado a los 30 años cuando se
inició como negociador de tratados internacionales, habiendo
formado parte en ese lapso del equipo técnico del ALCA que
funcionó durante el gobierno de Fujimori y mantuvo al país sin
información sobre lo que se venía acordando. Fue más tarde
viceministro de comercio exterior de ese mismo gobierno (que se
supone es el responsable técnico de estos procesos), y siguió en
el cargo con el gobierno provisional y finalmente con el de
Toledo. Desde el año pasado es ministro del sector y tiene la
responsabilidad política sobre lo que pudiera acordarse.

En el año 2002, anunció con el entonces ministro Raúl Diez
Canseco, haber conseguido que el Congreso de Estados Unidos
alargue la vigencia de ATPDEA, señalando que esto permitiría crear
un millón de nuevos puestos de trabajo, que nadie ha visto, y
beneficiar a todos, cuando sus alcances y beneficios han terminado
llegando solamente a un puñado de empresas exportadoras y a muy
reducidos grupos de agrorexportadores.

En septiembre de 2003, encabezó la iniciativa para sacar al Perú
del Grupo de los 21, formado durante el evento de Cancún de la
OMC, y que era una plataforma de los países exportadores liderada
por Brasil, China e India, frente a las grandes potencias. Y desde
noviembre de ese año trata de convencernos de las grandes ventajas
de ir a un TLC, cuyas características no son nada claras, ya que
fue Estados Unidos el que escogió discutirlo con cuatro países
andinos –todos ellos vinculados al tema de los sembríos de coca y
el tráfico de drogas, y considerados en los alcances del llamado
"Plan Colombia"-, y el que ha ido modificando plazos y prioridad
en el trato según sus conveniencias.

Dice el ministro:

"De hecho pueden haber productos perdedores, no competitivos,
pero nunca sectores perdedores" ("Con el TLC ganamos todos",
Alfredo Ferrero)

¿Cuán competitiva es la economía peruana en el mercado global?
Obviamente bastante poco. Esto podría servir para dar una idea de
lo que significa "pueden haber productos perdedores". La
experiencia de la apertura habida hasta ahora en el marco de las
políticas neoliberales ha sido ilustrativa, en el Perú y muchos
otros países, sobre lo que son líneas de producción que deben ser
cerradas y puestos de trabajo que se pierden en forma masiva. El
ejemplo del TLC con México que el señor Ferrero revisa a la ligera
está marcado por la quiebra del agro resumida en la frase: "el
campo no aguanta más" y por el cierre de alrededor de 30 mil
empresas nacionales, sustituidas por las maquilas (empresas
norteamericanas deslocalizadas, que producen con marcas, insumos y
tecnología norteamericana, usando mano de obra local a bajo
salarios, par enviar su producción a su propio mercado, que es lo
que infla las exportaciones industriales).

En el Perú, salvo que uno mire la agricultura desde la perspectiva
del 0.5% de los agricultores que se orientan a la agro-
exportación, o que vea la industria desde el 1% de los textileros
que venden en Estados Unidos, no se puede decir seriamente que
vayan a perder solamente algunos productos no competitivos,
mientras el que gana es el "sector".

No es un fin

Dice el ministro:

"Pero el TLC no es una fórmula mágica. Para maximizar sus
beneficios los sectores involucrados tenderemos que hacer una
tarea en materia de competitividad, promoviendo la
reconversión agrícola, mejorando los puertos y potenciando la
infraestructura en general" ("Con el TLC ganamos todos",
Alfredo Ferrero)

Pero como actúa el gobierno sí da la impresión que creer que es
una fórmula mágica. Porque el Estado no invierte en el sector
productivo, en el apoyo a agricultores y pequeños y micro
empresarios, y más bien espera que la exposición a una gran
economía desarrollada opere eliminando lo "no competitivo" y
consolidando a los exitosos del mercado global. Esta estrategia,
como está dicho, incluye también una reconversión agrícola que
puede significar un nuevo reparto de la tierra para atraer
inversiones a cosa de un desplazamiento de campesinos y pequeños
productores. Finalmente y tal como van las cosas, mejorar puertos
e infraestructura puede ser solamente el equivalente a privatizar
y concesionar. Más negocios transnacionales a costa de los
peruanos.

Todos no ganamos, por supuesto.

Un largo artículo de propaganda con firma de ministro, pero en él
no aparece ni una sola vez la palabra democracia. Y si los
peruanos no tenemos el mismo enfoque de desarrollo y progreso que
nuestro ministro. ¿Quién gobierna, el pueblo o la globalización?

En ese punto la Campaña Peruana frente al ALCA y el TLC con los
Estados Unidos, plantea una propuesta para el ministro y el
gobierno, el Congreso y las autoridades regionales, la sociedad
civil organizada y todo el país. Muy simple: que toda la
información sobre el ALCA y el TLC sea puesta a disposición de los
peruanos y que todos los puntos de vista sobre el punto sean
conocidos en igualdad de condiciones; que entidades independientes
evalúen los beneficios y efectos negativos de estos posibles
tratados, con información especifica por sectores involucrados, y
que antes de tomar cualquier compromiso, se consulte al país a
través un referéndum cuyos resultados estemos todos obligados a
respetar.