Guerrilla semiótica televisada

Venezuela: Aló Presidente

2005-05-04 00:00:00

Venezuela: Aló
Presidente[1]
Guerrilla
semiótica televisada

Nadie
imaginaría que un programa televisivo largo, muy largo[2],
basado casi en una sola toma, sin movimientos ni efectos
espectaculares, con un hombre que habla y habla, que incluso
canta de cuando en cuando, y feo[3],
sería uno de los foros de comunicación y educación
política más importantes en plena “Civilización
de la Imagen[4]”.
Nadie imaginaría que tal experiencia de comunicación
sería un apogeo de celebraciones revolucionarias, manicomio
para funcionarios gubernamentales, voz de pueblo emplumada con
rebeldías, sinfonía de luchas alimentadas con estrellas
que bajan a galope desde la bandera de la revolución.

Aló
Presidente ha roto los cánones y los silabarios con que muchos
iniciados y sabihondos mediáticos andan por el mundo
vendiendo “Ingeniería de Imagen”. Ha saltado las
tranqueras y los límites, los estatutos de muchos “estudios
de recepción”, los “hábitos de las
audiencias” y los estereotipos del “raiting”. Aló
Presidente es una experiencia de comunicación alimentada con
los imaginarios más ansiosos. Insurrección semiótica
que con imágenes y palabras transmite a norte y sur, este y
oeste su clamor de verdades. Hugo Chávez pasa horas explicando
planes y tácticas sobre el pizarrón eléctrico de
la tele y la radio, repletos de miradas… enseña,
aprende, denuncia, exige… palabra por palabra. Habla con
fuerza desde la política, sobre la política y contra
ciertos políticos que temen mancharse los zapatos. Algunos
burócratas… pues.
Aló
Presidente es una revolución hecha comunicación, no por
gracia del talento “genial” de Hugo Chávez,
por su encanto o carisma, o no sólo, sino por la
fuerza que las masas le confieren para que comande, junto a otros,
una revolución incluso con los mass media. Aló
Presidente no sería lo que es sin la lección
extraordinaria de abril y sin la potencia de un pueblo decidido a
transformarlo todo y transformarse sí para devolverse las
tierras y fábricas robadas a lo largo de siglos, el trabajo y
las riquezas saqueadas lo largo de siglos. En Aló Presidente
el que habla no es el que aparece, el que mira no está
inmóvil, el que escucha dialoga con sus convicciones y todos
someten a escrutinio y prueba lo que parece lejos pero que está
a la vista cuando la vista no se agota con lo visible[5].
Habla
de los hospitales, los quirófanos y los médicos, del
maíz, el azúcar, el café y el petróleo.
De los obreros y de los militares, del los reservistas, de las armas
y la educación. De la comida y de la vivienda. De la riqueza
que es de todos. En Aló Presidente suenan los cerros y los
balazos. La lucha contra la barbarie y la lista enorme de problemas
turbulentos. Ahora se sabe quién es quién. Aló
Presidente tiene esa fórmula enigmática de cierta
comunicación que ha descubierto el centro de su poder y lo ha
ocupado[6].
Ahora esa comunicación no la deciden los burócratas ni
los oligarcas, decide el que se organiza y participa, interviniendo,
expropiando. Está siendo derrotada la indolencia y la
indiferencia, la apatía y el desencanto. Aló presidente
con sus horas y horas de transmisión cava trincheras nuevas
alambradas con púas de verdades, tira palabras con
ametralladoras de ideas para barrer cuanto amenace la acción
directa y diaria. Es entretenido, es divertido, es entrañable
y es extrañable. Nomás no se transmite y hay lío.

Imágenes
e Imaginarios de una rebeldía mediática.
Uno
debe recomendar Aló Presidente a los obreros y los estudiantes
de todos los países. Sin duda contribuye a esclarecer el
problema del movimiento obrero y de la comunicación necesaria
en una revolución. Ganar un medio de comunicación es
ganar un arma poderosa para la lucha y no podemos ignorarlo sin
peligro de acarrear desgracias irreparables, regalando un frente
fundamental a los enemigos. Ya ocurrió un golpe de estado
mediático, la lección fue dolorosa. Es indispensable
estudiar a toda costa la potencia discursiva, comunicacional y
combativa de Aló Presidente, y mantener proyectos de
investigación capaces de debatir los logros de una experiencia
semejante que, con pocos elementos, obtiene resultados
extraordinarios. Para que no se vuelva púlpito de vanidades ni
plataforma del personalismo.
Estudiar
qué pone, pues, sobre la mesa el debate entre la cantidad y la
calidad de los medios y modos para la producción comunicativa.
Tácticamente la narrativa de Aló Presidente repone
voces para un orden social nuevo y un nuevo orden comunicacional al
servicio de la creatividad revolucionaria. Aló Presidente
tiene un lugar central en la memoria de los pueblos, de las
sociedades y de los individuos. Aló Presidente no es un
informe, ni un reportaje, más bien una épica donde no
hay ensamblaje casual de palabras sino lucha por el significado desde
una ética que viene de la lucha y apunta a un imaginario nuevo
en plena construcción permanente.

Chávez
se sitúa en el vértice de cierta lógica donde
convergen líneas trazadas históricamente, él
mismo es un punto referencial sobre el imaginario revolucionario,
pero un punto de fuga que da perspectiva al complejísimo
proceso de transformaciones ideológicas, políticas,
éticas y estéticas iniciadas en Venezuela no por arte
de magia sino por un proceso revolucionario en marcha. Chávez
posee una intuición y praxis comunicativa de carácter
pendular que va y viene del proyecto al reclamo. De los planes a su
critica, del dicho al hecho. Los ministros tiemblan.

No
se trata de un Presidente que dialoga por los medios, se trata de un
quehacer teórico, político, poético y
filosófico… hay problemas de lenguaje, no pocas ideas
están en crisis y no son pocas las contradicciones que se
viven diariamente entre lo propio de la lucha revolucionaria y su
comunicación necesaria, hay conflictos de estilo necesarios
sobre una táctica de propaganda permanente, es decir, poética
de una lucha hoy todavía asimétrica, desigual y
combinada[7].

Es
verdad que la metáfora es un arma de guerra en la batalla
semiótica que Chávez libra en cada emisión de
Aló Presidente, pero es un arma que sólo acepta
munición social de base. No funciona sin eso, es su piedra
filosofal, lo que permite descubrir y transformar la realidad. Aló
Presidente funda su discurso en una síntesis finísima
que necesita la dialéctica de la lucha porque conmemora y
denota, recuerda y significa la vida cotidiana, la praxis
revolucionaria. Coinciden la política y la comunicación
haciéndose poesía y filosofía para la
revolución. Coinciden la conciencia de la crítica y la
crítica de la conciencia. Unas veces mejor y otras no tanto.
El arsenal simbólico de Aló Presidente contiene
creación literaria, cancioneros populares, geografías,
colores, olores, sabores, historia, psicología, semiótica…
como palabra creadora y sabiduría de un discurso poético
que se hace sin pedanterías y exhibicionismo… que fluye
desde la verdad misma de la lucha que no “hace” Chávez
por sí mismo.

Aló
Presidente como programa de transición.
Chávez
es un comunicador entrenado largamente por fuera de los estereotipos
académicos o mediáticos y esa es, en parte, su fuerza.
No tiene ademanes ni “tics” de locutor, no devanea con
giros impostados para dar efecto grandilocuente a cualquier
información basura, como tanto disfrutan en CNN. Chávez
no es un “galán de la pantalla”, no es el vendedor
más grande del mundo, no es un predicador hipnotista de
serpientes. No es el éxito del “marketig”
mediático estudiado en bunkers de publicistas con tácticas
maquiavélicas para posicionar una apariencia rentable que
tiene “éxito” por “progre”. Con
frecuencia El Aló Presidente supera a Chávez y lo hace
transparente para dejar ver a través suyo el poderío
rebelde de un pueblo que va decidido a consolidar su revolución
a sabiendas de que le falta mucho. Con su economía de recursos
Aló Presidente construye un espacio objetivo que no opera con,
y por, los trucos de la farándula, su desafío se ancla
permanentemente en la dialéctica del conflicto, de la pugna de
intereses y la lucha de significados tomados de cada proyecto, con
nombre y apellido, para impulsarse desde ahí hacia la
expectativa de acciones concretas renovadas. Hay que ver qué
ocurre cada vez que Chávez, fiscal, toma un buen trago de voz
popular, hincha el pecho y presta su voz a una denuncia que ya tiene
voz propia en las refriegas sociales contra los atrasos de algunos
burócratas, la intolerancia de algunos iluminados o el
despiste de algún revolucionario trasnochado que
todavía anhela ponerse delante de las masas para
acaudillarlas.

Está
claro que no hay tarea más importante que la tarea
propagandística anti imperialista y por la revolución.
Las tácticas comunicacionales en
Aló Presidente no son seres caprichosos y autónomos.
Están sometidas a leyes de un lenguaje que se rebela y rompe
diques de la sintaxis común y del diccionario mercadológico
vulgar. Se trata de una táctica de comunicación en
movimiento permanente de voces que constituyen una unidad compleja,
como célula expresiva que se multiplica en la revolución.
Táctica de comunicación como totalidad indivisible, del
mismo modo que la sociedad es el conjunto de individuos en
contradicciones Aló Presidente sería totalmente inútil
si fuese discurso aislado incapaz de construir unidades
significativas dinámicas.

Tal
experiencia es ni más ni menos un amor que construye el
significado, sentido, verdad y sabiduría de la praxis vuelta
espacio de comunicación y guía. No es sólo
voluntad de Chávez. Es un amor que habita, no unilateralmente,
la mirada de Chávez, sus sonrisas y furias. Amor inspiración
y atracción siempre paradojal dialéctico, significando
lo complejo de la realidad que da noticias de cierta humildad
epistemológica para la reflexión sobre la revolución
que los envuelve. El campo semántico de Aló Presidente
se refiere siempre a la palabra ganada sobre la palabra perdida, a su
búsqueda, al momento y a la urgencia de decir la verdad dicha
y vivida en un proceso apasionado que no es ajeno a cierto tinte
patriarcal. Acaso parte de sus contradicciones vigentes. Todo esto es
de un mérito y una complejidad que deben ser estudiados
minuciosamente.

No
debe haber catedrático, publicita, comunicólogo,
militante… que no admire o envidie semejante conjunción
de virtudes comunicacionales que han saltado las trancas de los
recetarios mediáticos tan queridos por algunas consultoras en
imagen. Es claro que Aló Presidente, es decir toda la
audiencia en voz de Chávez, termina por adscribirse en un
fenómeno de comunicación sui géneris y
complejísimo, es decir, para una transformación honda
en los medios, modos y relaciones de producción de las
imágenes y los imaginarios. Construcción de una
experiencia de comunicación inédita y voluptuosa,
dialéctica, polisemia, de síntesis. Plena de lenguajes
no verbales que designan la realidad y sus luchas revolucionarias por
analogía y con metáforas para un mundo muy concreto,
tan concreto como el petróleo, las armas, la expropiación
de las herramientas de producción y la defensa de la
soberanía..

Aló
Presidente escapa a la banalidad de los modos burgueses para el uso
de los mass media, obsesivos y alienantes, para emprender una lucha
contra el régimen absolutista de imágenes, en una
guerra de significados necesaria y complicada. Aló Presidente
es un puente ineludible en el paso de una comunicación vieja,
golpista y alienante a otra comunicación en plena creación,
esta vez no dispendiosa, escandalosa ni obscena, esta vez divertida,
sabrosona y cariñosa, esta vez, acaso, hecha por todos.
Chávez
protagoniza en Aló Presidente un personaje múltiple que
es él mismo en la piel de todos. Viejo, adolescente, criollo,
mestizo, militar, campesino, obrero… preserva en su rostro
cubista los rostros de un pueblo que tiene de todo un poco,
incluso la sonrisa fresca, las penurias, los miedos y los dolores. Es
la vida misma de un país herido con golpes mediáticos,
mentiras, robo y crimen. Pero esta vez la tele y la radio son un arma
más de la revolución[8].
Pa´l buen entendedor que no quiere pocas palabras.

Para
que surta efecto la táctica comunicacional de Aló
presidente es necesario que los signos y sonidos de la revolución
multipliquen su sentido en la dirección rigurosa y unívoca
de la revolución misma. No es la figura del Presidente Chávez
lo que constituirá tal unidad de sentido, es la construcción
totalizante de una sociedad como organismo de unidades significativas
en plena resignificación revolucionaria. Hacia la conciencia
definitiva sobre sus fuerzas revolucionarias, la toma del poder y la
revolución permanente. Es decir de comunicación
revolucionaria que paraliza sus verdades porque las mantiene vivas y
en crecimiento.

Política
de Comunicación y comunicación política.
Aló
Presidente encarna el mismo problema que se presenta a la hora de
construir, colectivamente, una política de comunicación
compleja, consensuada e inseparable de la revolución que no es
totalidad cerrada sino conjunto de estrategias en transformación
constante para que el poder no sea de unos cuantos gracias incluso a
la emergencia de tácticas de significado nuevas[9]