15-21 de julio de 2001

¡Liberémonos! Semana mundial de acción contra la Deuda

2001-06-25 00:00:00

Los pueblos del mundo están en marcha contra la mundialización
neoliberal. Sobre la base de décadas de lucha, junto con Jubileo
2000 se movilizaron 70.000 personas para protestar contra la
Cumbre del G7 en Birmingham, en 1998, y un festival de
resistencia paró la reunión de la OMC en Seattle, en diciembre
de 1999. Estas y otras acciones señalan no sólo que otro mundo
es posible, sino que de hecho, como también lo manifestaron
miles de personas de una gran diversidad de movimientos que
convergieron en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, otro
mundo se está construyendo. Para la construcción de este mundo
nuevo es fundamental la lucha para liberarnos del sistema
vicioso de endeudamiento que actualmente esclaviza a los pueblos
y naciones del Sur.

¡No debemos, no pagaremos!

Esta deuda es ilegítima, inmoral, injusta y fraudulenta.
Funciona no para transferir recursos o tecnología sino como
usura, entrampamiento, control y dominación. La necesidad de los
acreedores de ganar más con su capital y los proyectos de
"desarrollo" pobremente concebidos, tuvieron mucho que ver con
los orígenes de la deuda cuyo pago es ahora exigido a los
pueblos del Sur. Miles de millones de petrodólares fueron
descargados sobre el Sur por banqueros inescrupulosos, quienes
garantizaron sus ganancias a cualquier precio. El aumento
unilateral de las tasas de interés a principios de los años '80,
junto con el deterioro de los términos de intercambio,
aceleraron la acumulación de una deuda impagable que impulsó a
muchos países del Sur hacia la trampa del ajuste estructural. No
obstante, la deuda ya ha sido pagada con creces. En 1980, la
deuda de los países del Sur era de US$ 567 mil millones. Desde
entonces, se han pagado US$ 3.450 mil millones en concepto de
intereses y amortizaciones - seis veces el monto de la deuda en
1980. Aun así, la deuda del Sur actualmente alcanza los US$
2.070 mil millones.

Este saqueo significa un enorme costo social. Cada día mueren
19.000 niños y niñas, como consecuencia de problemas
relacionados con el peso de la deuda. Recursos necesarios para
infraestructura vital -como viviendas, clínicas, caminos- son
desviados al servicio de la deuda. El escritor uruguayo Eduardo
Galeano resume la matemática de la dominación ejercida a través
de la deuda de la siguiente manera: "más debemos, más pagamos,
menos tenemos". Además, parte del servicio de la deuda va para
pagar préstamos contraídos por empresas privadas, embolsados por
funcionarios corruptos o utilizados en proyectos destructivos de
los pueblos y del medio ambiente.

Tal vez la mayor parte de la deuda debiera ser repudiada
directamente, según la Doctrina de Deuda Odiosa desarrollada
primero por Estados Unidos. Esta doctrina rechaza las deudas
contraídas por dictaduras o con el propósito de fortalecer a las
dictaduras, por ser dañinas a sus pueblos e instituciones.

Por ende no son responsabilidad de los gobiernos democráticos
sucesores. ¿Qué parte de la deuda de Argentina, Brasil y otros
países latinoamericanos debería ser anulada de acuerdo a este
criterio? ¿Y de Filipinas e Indonesia? ¿Y de la deuda que dejó
el sistema de apartheid, en el sur de África? ¿Qué pasa con
Ruanda, Zaire, Nigeria y tantos otros países? El Sur paga estas
deudas ilegítimas de muchas maneras. Al quedarse cada vez más
entrampadas, las naciones endeudadas han sido obligadas a
aceptar condiciones devastadoras para poder acceder a nuevos
créditos a fin de pagar la deuda vieja. Los Programas de Ajuste
Estructural del FMI y del BM imponen sobre las economías del
Sur, un modelo de crecimiento en base a las exportaciones, la
liberalización financiera y comercial, austeridad fiscal,
privatizaciones y desregulación. Estas políticas han reducido
nuestras economías a ser fuentes de materia prima y mano de obra
baratas para el Norte industrializado, llevando a la vez al
encarecimiento de los alimentos, niveles crecientes de
desempleo, reducción de servicios públicos y una intensificación
del empobrecimiento y deterioro ambiental. Socavan además a la
soberanía nacional y limitan las posibilidades de participación
y control democrático sobre los actos de gobierno.

Organización, movilización y resistencia

Al movilizar para la Semana mundial de Protesta, los movimientos
contra la deuda se juntan con otros movimientos alrededor del
mundo para desafiar la mundialización capitalista. A la Cumbre
del G7 en Génova, le manifestamos lo siguiente:

"No estamos aquí para entregarles peticiones. Tampoco estamos
aquí para hacer una acción de cabildeo con la idea de
persuadirles, a través de argumentos y hechos, a poner fin al
enriquecimiento de las grandes corporaciones por un lado y al
empobrecimiento masivo y saqueo de recursos por el otro. En ese
sentido, sus respuestas cínicas a nuestros reclamos en las
Cumbres de Colonia y Okinawa han sido esclarecedoras. Mantener a
los pueblos del Sur en un estado de endeudamiento perpetuo,
mientras los países enriquecidos monopolizan la acumulación de
riqueza, es indefendible. Sin embargo, Uds. rechazaron el
llamado de millones de personas para que asumieran el desafío
del Jubileo y anularan la deuda. Ahora queda expuesto el
incumplimiento incluso de sus propias promesas, por más magras
que fueran. La información, antes enterrada bajo los libros de
contabilidad y las oscuras declaraciones de las instituciones
financieras internacionales, está ahora a la vista: apenas el
1,2 por ciento de la deuda de los países más empobrecidos ha
sido cancelado y más aún, salvo raras excepciones, acompañado de
condiciones inaceptables. Al intentar esconder la situación
verdadera, ahora promueven una nueva ficción: la llamada
estrategia para la reducción de la pobreza. Las pruebas
realizadas por la sociedad civil demuestran que esta estrategia
es sólo otro intento del Banco Mundial y el FMI para seguir
imponiendo sus programas de ajuste estructural sobre el Sur. La
lucha por la anulación y repudio de la deuda es una lucha contra
una economía mundial injusta y, sobre todo, en contra de la
recolonización. Exige que nos movilicemos todos juntos, los
movimientos sociales, las organizaciones populares, políticas y
religiosas, en contra de la deuda y la dominación y para
resistir al G7.

La Semana de protesta mundial contra la deuda, del 15 al 21 de
julio, es otro capítulo en este esfuerzo para construir un mundo
nuevo con base no en las ganancias y la codicia, sino en el
cumplimiento de los derechos humanos de todos los pueblos, la
protección y el respeto al medio ambiente y la promoción de la
solidaridad humana.

Liberémonos de la ilegitimidad del servicio de la deuda.
¡Anulen la deuda ya!

Liberémonos de la ilegitimidad de deudas odiosas, onerosas y
fraudulentas. ¡No debemos, no pagaremos!

Liberémonos de la ilegitimidad del uso de la deuda y el llamado
alivio de la deuda como palanca para imponer los programas de
ajuste estructural y otros condicionamientos. ¡Basta de
condicionamientos!"

JUBILEO SUR