Agrocombustibles y seguridad alimentaria

2008-04-15 00:00:00

(Intervención de Juan Tiney Ixbalan, en el VII Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el ALCA y los TLCs. La Habana, Cuba 10 de abril, 2008).

En este salón hay un ausente, que siempre ha acompañado nuestros debates, estoy seguro está dando seguimiento a estas discusiones, el compañero y amigo Fidel Castro. Démosle un fuerte aplauso y le deseamos buena y mucha salud.

Sí, soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir su política alimentaria, producir y distribuir los alimentos, la cantidad y calidad que necesitan, de acuerdo a su cultura y cosmovisión. No es depredadora, porque utilizan la tecnología y saberes de los pueblos indígenas y campesinos que convive con la naturaleza. Producen para atender las necesidades alimenticias de manera responsable, para reproducir y desarrollar la vida y no para extraer ganancias.

Para abordar el tema de los agrocombustibles y la seguridad alimentaria es necesario hablar de la crisis energética en el mundo.

Desde 1974 y 1975 el presidente de la OPEP enfatizaba la necesidad que el mundo debería buscar nuevos combustibles, preocupaciones que cayeron en oídos sordos, mientras occidente creaba el imperio industrial y comercial sobre las frágiles torres petroleras. En estos mismos años, se decía, la necesidad del petróleo crece a ritmo acelerado y los yacimientos se agotan, entonces el precio del crudo escalará 10 veces más.

Han pasado 30 años, la dependencia del petróleo por la industria del mundo ha crecido a ritmo increíble, lo mismo la movilidad individual y colectiva, transporte de productos, la generación de energía eléctrica, entre otros, ha ido engrosando la dependencia del petróleo.

El comercio del crudo en el mercado internacional ha superado el 7% del comercio mundial, que representa los 6 billones de dólares. Es el producto de mayor comercialización en el mundo. La producción actual de la OPEP es de 32 millones de barriles diarios que representa 29 mil 67 millones de dólares, sin contar la producción irakí. En enero último, la OPEP decidió no aumentar su capacidad de producción lo que ha traído una nueva escalada del precio de los combustibles, en Guatemala oscila entre Q30.00 a Q33.00 el galón ( U$ A3.94 a U$A 4.42)

Hay alerta en el mundo porque el combustible derivado del petróleo han comenzado a escasearse y tiende a su agotamiento, mientras la demanda es cada vez mayor y más creciente, al extremo que puede llevar a una recesión internacional. Si no se toman las medidas necesarias será entre los años 2010 – 2020 la crisis del actual sistema de producción colapsa.

A finales de los años 60s en el mundo se consumían 4,000 millones de barriles de petróleo al año, actualmente se consumen 30,000 millones de barriles anualmente. La producción actual es de 84 millones de barriles diarios, por lo que el próximo año en todos los campos actuales se extraerán 80 millones de barriles diarios.

Se podría echar la culpa a la humanidad, por el consumo de energía, sin embargo la utilización y distribución energética es desproporcionalmente injusta e irresponsable. En Guatemala miles de familias indígenas y campesinas no tienen energía eléctrica ni carreteras, por lo que tienen que caminar 5 ó 6 hora para abordar un vehículo. Mientras Estados Unidos tiene el 5% de la población mundial y consume el 25% del petróleo mundial, podemos asegurar que los países industrializados son los responsables de esta crisis, sin embargo toda la humanidad está pagando las consecuencias.

¿La alternativa está en los agrocombustibles o es un desastre de la humanidad?

Que son los agro combustibles: son combustibles líquidos que se producen del monocultivo. Son de dos tipos el 1) ETANOL que es un alcohol producido a partir de la caña de azúcar, del maíz, del trigo, arroz remolacha, entre otros productos agrícolas y alimenticios y 2) AGRODIESEL, es la producción de aceite en base a la soya y palma africana.

El ETANOL, la materia prima la extrae de la biodiversidad y la agricultura de los países del sur. Sin embargo, el negocio de los agro combustibles siempre está bajo el control de las multinacionales petroleras, agro negocios, las transnacionales de la biotecnología y multinacionales de automóviles que se adaptan progresivamente de los nuevos combustibles. Las transnacionales forestales y plantas de celulosa, productoras de papel actualmente, con mínimos cambios tecnológicos pueden convertir en platas de procesamiento de etanol. Los fabricantes de la industria alimenticia de engorde de pollo y ganado han hecho alianza con las petroleras para la fabricación de agro diesel de la grasa animal. Participan en el negocio también las transnacionales que controlan el monopolio de la distribución de cereales y las que dominan el sector de semillas y agro tóxicos, a la vez son productores de transgénicos.

Los agro combustibles invocan una imagen de abundancia renovable según los gobernantes de los países del G8 y sus socios en los países del sur, el BID, el Foro Económico de Davos, organismos de cooperación, las Naciones Unidas e incluso grupos predominantes en el Panel Intergubernamental para el cambio climático, plantean que los combustibles elaborados en base al maíz, caña, soya y otros cultivos promueven una transición suave del consumo del petróleo a una economía de combustible renovable, amigable con el medio ambiente y que regida por el libre mercado, categóricamente contribuirán a mitigar el impacto del calentamiento planetario.

Esta creencia de abundancia y transición sustentable no nos debe desviar la atención de los intereses económicos de los países industrializados, porque a los países pobres de América Latina, nos toca pagar un costo altísimo del estilo consumista petrolífero del Norte y sobre todo oculta las consecuencias profundas de las transformaciones de nuestro sistema alimentario a combustible, las agresiones culturales y cosmogonía de los pueblos indígenas, “los alimentos son sagrados”.

El interés de las transnacionales de los transgénicos es controlar las semillas comerciales; Monsanto controla el 90% de las semillas transgénicas que se planta en el mundo, Syngenta, Dupont, Bayer, Dow y Basf. Las 3 primeras son dueñas del 44% de la venta de semillas patentadas en el mundo

La carrera por encontrar el sustituto del petróleo a través del agro combustible, puede resolver el problema de la disponibilidad de combustible, pero no resuelve el problema del calentamiento planetario, al contrario, acelera mucho más el calentamiento de la Tierra porque se destruyen millones de millones de hectáreas de bosques y biodiversidad, el secamiento de los ríos, que de por sí ya hay mucha escasez en el mundo. Además, y lo grave, profundiza el hambre y la hambruna al escasear y encarecer los alimentos, de esa manera niega los alimentos a los pobres de nuestros países.

El impacto de los agrocombustibles en la seguridad y soberanía alimentaria.

Los gobiernos de nuestros países han puesto poco interés en la seguridad y soberanía alimentaría, por lo menos Guatemala siempre se ha preocupado en la agro exportación que permite las divisas en beneficio de una minoría, pero las mayoría de la población no llena sus necesidades alimenticias. La firma y entrada en vigencia del CAFTA, en dos años está dejando resultados catastróficos, la mayoría de familias comen una a dos veces al día. Con la utilización del maíz para la producción del combustible, el precio del maíz en tiempo de cosecha, este año no bajó de Q150.00 a Q160.00 el quintal, cuando en otros años baja a Q40.00. Actualmente tenemos que 1 millón 18 mil 383 niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica que representa el 49.3% de niños de esa edad a nivel nacional. Llevamos el primer lugar en América Latina, nos sigue Bolivia con 27%, Ecuador el 26, Perú 25. La desnutrición alcanza a personas adultas también, principalmente mujeres, porque prefieren dar los alimentos a sus hijos e hijas, aunque ellas se quedan con hambre, y en esas condiciones dan de mamar a sus recién nacidos.

La respuesta del gobierno ante este problema es la importación de maíz, frijol, arroz, no importando la calidad de estos alimentos, que por lo general son granos transgénicos. Esta acción baja el precio de granos en el mercado nacional, sin embargo los pequeños productores salimos perdiendo porque producimos a precios altísimos por el encarecimiento de los insumos. La harina dura en el mercado guatemalteco ha subido 155% entre enero 2006 a la fecha. De diciembre 2007 a abril 2008, ha aumentado de Q280.00 a Q398.00, el quintal de harina, se persigue a los panaderos por subir el precio del pan, sin embargo el monopolio de la importadora queda libre. El trigo en el mercado internacional subió en 63.49% el año pasado. Empezó a subir en septiembre del 2006 en U$A7.00 el quintal, y se elevó hasta U$A 15.62 a finales del 2007. El salario esta congelado, en todos los sectores.

Hay una dependencia al mercado, principalmente del mercado norteamericano para la obtención de alimentos, cuando tenemos tierra y mano de obra, sobre todo conocimiento y saberes milenarios para la producción de alimentos.

Hay una reconcentración de la tierra en pocas manos, para la siembra de palma africana, caña de azúcar sobre todo, en regiones de Alta Verapaz, Quiche, Izabal y Petén donde hay una serie de biodiversidad, bosque y gran producción de agua. El gremio cañero se fortalece en el país por el paso de Berger en el gobierno y extienden la producción de caña en la región norte del país para la producción de etanol. Para su procesamiento, el gobierno de Colombia donará la instalación de 3 plantas a Centro América, para la producción de bio diesel con un costo de U$A 4.5 millones de dólares que se instalarán en Guatemala, Honduras y el Salvador, que está enmarcado en el Proyecto Mesoamericano de biocombustible y dentro del Plan Puebla Panamá.

Miles de familias, son desalojadas directa o indirectamente de sus tierras y territorios, por la reconcentración de la tierra, para fines de monocultivo de caña y palma africana.

Nuestras semillas naturales se ven amenazadas por la introducción de semillas transgénicas, principalmente el maíz. Guatemala es la cuna del maíz, nuestras abuelas y abuelos desarrollaron una serie de variedades de maíz, actualmente solo nos quedan 50 especies. La contaminación de semillas es acelerada, más cuando se introducen a pequeños productores semillas transgénicas encubiertas como semillas mejoradas. Este daño es irreparable. Nos obligan a depender del mercado de semillas.

La lucha por Reforma Agraria, se ha estancado o empieza retroceder. Avanzamos en la recuperación de tierras en beneficio a las comunidades mayas y campesinas, sin embargo se estanca la lucha porque concentran la tierra para la producción de etanol y bio diesel

La violencia se ha incrementado en nuestros países, mucho por la sobre vivencia, tal como está sucediendo en Haití en estos momentos, ante la escalada de precio de los alimentos, los jóvenes están saqueando las tiendas y mercados para sobrevivir, sin embargo han pagado un precio muy alto, por la muerte de 5 de ellos y muchos heridos.

Nuestros compromisos

Seguir impulsando la Reforma Agraria, la defensa de nuestros territorios y bienes naturales (agua, bosque y toda la biodiversidad), a cualquier costo, porque se trata de nuestra vida y el futuro de nuevas generaciones.

Sembrar nuestras tierras de manera diversificada, contrario a los monopolios.

Cuidar y usar nuestras semillas naturales.

Dejar de usar insumos agrícolas químicos a cambio de insumos orgánicos.

Rescatar la tecnología propia de las comunidades indígenas mayas, porque nos hace convivir con la naturaleza y el planeta en su conjunto.

Impulsar el intercambio de conocimientos y saberes, a través del método “de campesino a campesino”, porque la tecnología de las escuelas y universidades es mercantilista y dependiente del mercado.

Pero lograr la soberanía alimentaría no es únicamente la responsabilidad de los y las campesinas e indígenas, sino es una responsabilidad de todos y todas. No permitamos cambiar los patrones alimenticios. No consumir productos importados, transgénicos, caros, antinacionalistas, anti pequeños productores. Consumir prioritariamente productos agrícolas campesinos e indígenas, sanos, baratos y culturalmente coherentes a cada uno de los pueblos. Solo así podemos demostrar nuestros antiiperialismo y antineoliberalismo.

Que los alimentos sean un medio de integración de nuestros pueblos, desde la integración de nuestras familias, alrededor de una mesa en el calor de hogar, demostrando y dando calor, amor y cariño a nuestros hijos. No consumamos comidas chatarras y pre fabricadas, controladas por capitales transnacionales.

No tenemos porque hincarnos ante los gringos y capitales transnacionales para comer.

Nosotros podemos producir nuestros alimentos con dignidad.

Con la soberanía alimentaria construimos nuestra soberanía nacional y de América Latina.