Salió el sol en Cochabamba

2006-12-12 00:00:00

Con la llegada de los principales referentes de la región menos Kirchner y un principio de acuerdo con la oposición, Evo Morales encontró un poco de oxígeno en el inicio de la Cumbre Sudamericana.
 
Un policía de la brigada de explosivos inspecciona un micro en la cumbre sudamericana.
Hasta el mediodía de ayer, la situación de Bolivia pintaba para el caos. En Santa Cruz de la Sierra los piquetes de huelgas de hambre se multiplicaban y la tensión marcaba un pico máximo cuando baleaban la casa del presidente del Comité pro Santa Cruz, Germán Antelo, y la sede de la Pastoral Social de la Iglesia Católica. Ya sin tapujos, se hablaba de llamar a un cabildo abierto para pedir la independencia de la provincia más rica de Bolivia. Mientras tanto, Evo Morales se refugiaba en su casa del sur de Cochabamba y desde uno de los barrios más pobres de la ciudad sede de la Cumbre Sudamericana, administraba la crisis nacional, cruzando los dedos para que lleguen todos los presidentes invitados.
Y es que ni el clima ayudaba al presidente indígena. La noche del jueves, una granizada seguida de una fuerte tormenta colapsó toda Cochabamba causando siete muertes e inundando parte del hotel donde se realiza el encuentro continental. A ello se sumaban 160 ayunadores y convocatorias a vigilias que amenazaban con traer la protesta por el sistema de votación de la Asamblea Constituyente a la misma puerta de la cumbre. Para colmo, hasta el mediodía sólo había llegado el presidente de Guyana y el paraguayo Nicanor Duarte se había bajado de la cumbre. Todo pintaba mal.
Pero a la tarde salió el sol y todo comenzó a despejarse. A las 16.00 llegó Lula da Silva y les restó importancia a los conflictos internos de Bolivia y, como por arte de magia, todos comenzaron a aterrizar después de él. Llegó la chilena Michelle Bachelet con un mensaje de unidad entre Bolivia y Chile. Aterrizó Hugo Chávez pidiendo apoyo para Evo y bajándoles el tono a sus declaraciones sobre que no permitirá la división territorial de Bolivia que hizo antes de abandonar Uruguay. Ayer se limitó a pedir la preservación de la democracia en Bolivia. “Sólo unidos seremos libres y sólo libres podremos volar hacia nuestro gran destino como continente sudamericano, y pido a Dios por que este sueño de tantos y tantas se haga realidad”, dijo, con su tradicional tono solemne de orador antiguo. Chávez también aprovechó la oportunidad para comparar la presión actual que sufre Morales, con la que él sintió antes del golpe de Estado de 2001. “Ojalá no vaya a ocurrir aquí lo que pasó allá”, pidió.
El venezolano no llegó con las manos vacías. Trajo consigo a Daniel Ortega, el ex guerrillero y recientemente electo presidente nicaragüense, que sumado a la presencia del uruguayo Tabaré Vázquez da una imagen de gran encuentro de la izquierda latinoamericana en el corazón de Sudamérica.
Y para demostrar que la ciudad también se regenera rápido, el alcalde cochabambino puso la piedra fundamental del monumento que conmemorará el nacimiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones, un obelisco transparente de 78 metros.
Desde La Paz, el vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, trataba de ayudar a Evo a capear el temporal. Por un lado, amenazaba con movilizar las fuerzas armadas para garantizar la integridad territorial de la República, y por otro, negociaba con los dirigentes cívicos y con los gobernadores opositores. Al final de la tarde la estrategia rindió sus frutos.
Como todo en Bolivia siempre termina en empate, las provincias autonomistas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija crearon la Región Autonómica de Bolivia, una especie de gran coordinadora para luchar por el respeto a su victoria en el referéndum por las autonomías departamentales del 2 de julio. En un documento emitido ayer, ratifican su exigencia a que las decisiones de la Asamblea Constituyente se tomen por dos tercios de voto (170 de 255 asambleístas), pero al mismo tiempo rechazaron cualquier intención independentista de sus regiones. Según una fuente del Comité pro Santa Cruz, ya se negocia la salida a la crisis. Esta se daría a través de un pacto con el partido oficialista para que se respeten las autonomías departamentales y a cambio el gobierno tendría la garantía de poder tener la redacción de la nueva Constitución Política del Estado el 6 de agosto de 2007, como estaba previsto inicialmente.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-77465-2006-12-09.html