Tribunal Hemisférico contra el Terrorismo y en Defensa de la Humanidad

2006-02-06 00:00:00

Sentencia No. 1

Jueces:

1. Francois Houtart, Presidente

2. Gilberto López y Rivas

3. Reverendo Lucius Walter

4. Héctor Díaz Polanco

5. Reverendo Raúl Suárez

6. Salim Lanrani

7. Michael Avery

8. Belén Gopegui

9. Gloria La Riva

10. Beinusz Szmukler

Ministerio Fiscal:

José Luis Toledo Santander

El 26 de enero de 2006, en Caracas, capital de la República
Bolivariana de Venezuela, y en el marco del VI Foro Social Mundial,
se constituyó el Tribunal Hemisférico contra el Terrorismo y en
Defensa de la Humanidad, en correspondencia con el compromiso asumido
en La Habana, Cuba, en ocasión del Encuentro Internacional "Contra el
Terrorismo, por la verdad y la justicia".

Este Tribunal es continuación de los Tribunales de conciencia, que se
integraron en el pasado reciente, siguiendo la tradición del Tribunal
Russell, el cual, sin tener un carácter vinculatorio jurídico, fue en
su tiempo expresión de dignidad de los pueblos y de condena mundial
por los crímenes de lesa humanidad del imperialismo estadounidense en
Viet Nam.

En este momento, en que la Administración Bush ha proclamado e
intensificado una política de "guerra preventiva", caracterizada por
ocupaciones neocoloniales de naciones independientes y ante la crisis
y franco deterioro del orden jurídico internacional; es fundamental
el establecimiento de formas de resistencia de los pueblos y de la
sociedad civil frente a la política criminal de los gobernantes de
EEUU.

Este Tribunal conoció en su día de los cargos imputados y las pruebas
practicadas por testigos y expertos, lo que le permite dar por probada
la acción sistemática de un terrorismo de Estado global por parte del
gobierno imperialista de EEUU, así como la comisión de graves
crímenes contra la humanidad, que se manifiestan en golpes de Estado,
guerras de agresión, ocupación neocolonial, una amplia gama de
acciones clandestinas o encubiertas: atentados a Jefes de Estado y
dirigentes políticos, sabotajes, espionaje, incluso de los ciudadanos
estadounidenses, apoyo logístico y asesoramiento a la acción
represiva de algunos Estados, infiltración y provocación de
organizaciones sociales y políticas, secuestros, torturas, asesinato
de luchadores sociales, entre otras muchas variadas formas de su
actuar terrorista.

El terrorismo de Estado global se pone también de manifiesto en la
diaria y permanente guerra económica mediante la cual se pretende
doblegar a los pueblos y que causa la muerte de millones de personas
por hambre, enfermedades curables, deterioro de servicios públicos y
perdida de conquistas sociales; deviniendo en un verdadero acto
genocida.

El Gobierno de los EEUU utiliza cuantiosos y poderosos recursos
militares, económicos, de inteligencia, políticos y de subversión
ideológica y cultural, en esta guerra permanente contra los pueblos
y los gobiernos que osan defender su soberanía y su independencia con
proyectos propios de desarrollo. Múltiples vías y organismos utiliza
como fachada para el apoyo material y político de las actividades de
grupos afines a su política intervencionista.

Asimismo, la Administración estadounidense no ha tenido escrúpulos
en utilizar y fomentar el narcotráfico para poner en práctica
políticas contrainsurgentes y lograr el control de las fuerzas
armadas, y los aparatos policiales y de inteligencia locales. Este
Tribunal ha constatado el papel protagónico desempeñado por el
Gobierno de los EEUU en la llamada Operación Cóndor, que fue una
macabra campana de exterminio en el ámbito internacional de miles de
hombres y mujeres e incluso, niños y niñas durante décadas.

El Tribunal constata que a la humanidad le corresponde vivir en estos
momentos un tiempo muy especial. A casi seis décadas del fin del
holocausto nazi fascista, un nuevo monstruo más poderoso materialmente
que aquel, amenaza a la humanidad con su destrucción, sin distinguir
naciones ni personas. El derecho internacional, el derecho humanitario,
los derechos humanos, proclamados en los pactos y resoluciones de la
ONU, nunca estuvieron en una contradicción tan flagrante con la
realidad. La propia Organización de Naciones destinada a la
salvaguarda de la paz y la seguridad internacional, sobre la base de
la igualdad soberana de los Estados, la solución pacifica de los
conflictos, la cooperación para el desarrollo y la liberación de los
seres humanos del flagelo de la guerra, se pretende usar por el
gobierno imperialista de EEUU como una agencia convalidante de sus
ansias hegemónicas.

En los propios Estados Unidos, su noble pueblo sufre la dictadura
imperial, con la limitación a sus derechos constitucionales y sus
libertades civiles, sus hijos se ven arrastrados a ser usados en las
guerras de conquistas viéndose obligados a perder sus vidas por
defender los intereses del imperio.

De igual manera, se evidencio la protección y ayuda que brinda el
Gobierno norteamericano al connotado terrorista internacional Luis
Posada Carriles, negando su extradición a la Republica Bolivariana de
Venezuela para su sometimiento a la justicia y preparando condiciones
para su pronta puesta en libertad. Mientras, mantiene en sus
cárceles, injustamente, a los compañeros Rene González, Gerardo
Hernández, Ramón Labanino, Antonio Guerrero y Fernando González,
luchadores contra el terrorismo, en contra del dictamen del Comité
de Detenciones Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, que estimo ilegal sus prisiones, así como de la sentencia
emitida en su día por la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito de
Atlanta.

EN TAL VIRTUD: este Tribunal, por acuerdo unánime de sus integrantes,
declara culpable al Imperialismo, encabezado por el Gobierno de EEUU,
a sus aliados, corporaciones y monopolios, de crímenes de lesa
humanidad, de permanente agresión terrorista contra pueblos del mundo,
incluyendo el propio pueblo estadounidense.

Encontramos culpable y condenamos a George W. Bush y todo el grupo
gobernante de EEUU; los consideramos genocidas y reales amenazas
contra la especie humana y su sobrevivencia en el planeta.

Este Tribunal considera pertinente destacar que la resistencia de los
pueblos, con todos los medios a su disposición y por todas las vías
posibles, es la única respuesta a esta agresión y amenaza
imperialistas.

Los Jueces consignados en el encabezamiento de la presente sentencia
suscriben la misma.