Cultura campesina y la participación de las mujeres

2006-03-31 00:00:00

“Rescatar la agricultura campesina es uno de los grandes desafíos de las
mujeres”, afirma Marli Bambrilla, quien pertenece al asentamiento Portal del
Tigre, en la ciudad de Querencia del Norte, en el noroeste de Paraná.

Integrante del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) desde
el inicio del movimiento, Brambrilla se basa en sus experiencias cotidianas
para discutir sobre el papel de la mujer en las zonas agrícolas, en la
conservación de la cultura y en la organización de las organizaciones
populares.

Marli Brambrilla dice que el mantenimiento de la cultura campesina
depende directamente de la actuación de la mujer en la sociedad, que es un
elemento que une la familia. La mujer es responsable en la
mayoría de los casos de la educación y los valores transmitidos a los
hijos. Esa influencia se refleja en todos los ámbitos, inclusive en la
agricultura. “Desarrollándose en la agricultura familiar, la mujer
consigue muchos cambios tanto en los cultivos como en la propiedad.
Cuando esto queda solamente en las manos del hombre, generalmente la
producción se vuelca hacia el monocultivo”, señala.

El mantenimiento de la cultura del campo también debe ser
priorizada desde la escuela. En el proceso de globalización del
capitalismo, en el que los rasgos locales son sustituidos por
culturas extranjeras y otras modas, la educación tiene una potencial
importancia. “Antes, en las escuelas del interior, nuestros niños hablaban
de la cultura y de los hábitos del campo. Ahora se visten de ´cowboy´,
imitando la novela de las ocho”, afirma.

Vergüenza

La alternativa propuesta por Brambrilla para que el campesino no pierda su
identidad es mantener firme el orgullo de su propia cultura y origen.
“Cuando la gente habla de agricultura campesina, muchos creen que es algo
pasado de moda. Pero lo que necesitamos entender es que esta es un modo de
Producción que posee sus características propias”, argumenta.

Además de hacer conciencia de esto, es preciso que el agricultor preserve
el modo de vida campesino. Eso implica volver a consumir lo que produce,
sin dejarse llevar por la presión comercial y la propaganda de las
industrias. “La gente vende la leche para las empresas a un precio
bajísimo y después compra el yogur industrializado porque es más bonito,
más moderno”, critica.

Para esta trabajadora rural, la presencia femenina es imprescindible en
los movimientos populares , para que los movimientos sociales avancen en
la lucha política. “Los espacios, dentro de los movimientos se están
abriendo para las mujeres. Debemos superarnos y ocuparlos”, finaliza.