Calentamiento Global: Cuidado con las “falsas soluciones”

2009-10-07 00:00:00

 
Plantaciones forestales con especies exóticas en Ecuador destruyen los páramos y vulneran los derechos de las comunidades. El caso es analizado por el Tribunal Internacional de Justicia Climática.
 
La Minga Global por la Madre Tierra es una movilización mundial para denunciar a los responsables del cambio climático: los países industrializados y sus multinacionales que depredan la Madre Tierra y saquean los bienes naturales. Y también para presentar las propuestas de los pueblos indígenas y el movimiento social para detener el cambio climático. Se realizará del 12 al 16 de octubre en comunidades urbanas y rurales de todo el mundo.
 
En el marco de la Minga Global, los días 13 y 14 de octubre se desarrollará en Cochabamba, Bolivia, la Primera Audiencia del Tribunal Internacional de Justicia Climática, que juzgará éticamente a dichas multinacionales y Estados, y cuya creación fue acordada en la IV Cumbre de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala (Puno, Perú, mayo de 2009).
 
Los responsables de este Tribunal, entre los que está la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), están recibiendo casos de todas partes del mundo y los están evaluando para definir cuáles serán tratados en su Primera Audiencia. Uno de estos casos ha sido presentado por Acción Ecológica de Ecuador. Se refiere a una de las “falsas soluciones” para detener el cambio climático. El responsable es la fundación FACE por sus siglas en inglés Forest Absorbing Carbon Emissions o “Bosques para la Absorción de Emisiones de Dióxido de Carbono”. Veamos:
 
Los orígenes
 
La fundación FACE se creó en 1990 por el directorio de Empresas Holandesas generadoras de Electricidad, con el objetivo de establecer 150 mil hectáreas de plantaciones forestales y así compensar las emisiones de una nueva planta térmica de carbón que se construiría en Holanda. El nuevo proyecto representaría millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera. Por razones de costo, su acción se orientó al establecimiento de proyectos de forestación en países en desarrollo. La empresa tiene cinco proyectos a nivel mundial.
 
En Ecuador FACE inició su proyecto en 1993 a través de PROFAFOR del Ecuador SA. Hasta la fecha se han sembrado 23 mil hectáreas de pinos y eucaliptos. Las plantaciones se establecieron a través de la firma de contratos y convenios entre la empresa y propietarios privados, ya sean terratenientes, propietarios individuales o comunidades de la sierra. Ciertos contratos se firman a modo de hipoteca, con plazos hasta de 99 años.
 
FACE comercializa los créditos de carbono a través de dos empresas holandesas: Business for Climate  y Triodos  Climate Clearing House, y Business for Cimate y Triodos  Bank y Kegado  BV. Su objetivo es “capturar” carbono en plantaciones de pino establecidas en ecosistemas primarios de Ecuador. Retiene el 100% de los Créditos de Carbono de los sumideros, mientras las comunidades locales asumen la totalidad de las responsabilidades de su mantenimiento y los impactos ambientales.
 
Entonces la captura de carbono es barata porque absorbe trabajo y costos ambientales en Ecuador, mientras vende Créditos de Carbono a empresas y gobiernos de economías industrializadas. El proyecto FACE PROFAFOR es un absurdo ideado para aumentar los sumideros terrestres de carbono, y sólo consigue desviar recursos financieros y políticos de una reestructuración del uso y generación de energía.
 
Las comunidades locales que utilizaron sus tierras para estas plantaciones están sufriendo diferentes tipos de impactos. Sobre todo en la soberanía alimentaria, ya que por una parte sus cultivos de subsistencia y el pastoreo han disminuido y por otra las fuentes de agua han desaparecido. Esto a su vez ha incidido en  la migración local, ya que las nuevas condiciones hacen más dificultosa la sobrevivencia, las plantaciones adicionan horas de trabajo no remunerado y los comuneros cargan con el peso de cuidar esos monocultivos.
 
La estructura de los convenios contiene cláusulas penales que obligan a las comunidades la restitución de más del 250% del total del dinero que FACE entregó por concepto de indemnización. También se establece que la comunidad debe re-sembrar la plantación las veces que fuera necesario en el caso de que sucediera algún imprevisto. Esta cláusula convierte al contrato en una herramienta de contratación coercitiva que obliga a las comunidades a servir los intereses de la empresa.
Comunidades afectadas

Provincia

Comunidades

Carchi

Cooperativa Axcel Van Hooven, Colonia Espejo

Cotopaxi

Cooperativa Ganadera Guacamullo, Comuna Jatun Juigua Yacubamba (Pujilí),
Comuna Valdiviezo de Yanahurco (Salcedo), Comuna Yanahurco de Juigua,
Comuna Salamalag Chico, Comuna Ashigua

Pichincha

Asociación Yanahurco (Cayambe), Comuna Pisambilla (Cayambe), Comuna Lumbisí, Comuna 5 de Abril (Calderón)

Chimborazo

Comuna Los Silverios (Guamote), Comunidad Galte Jatun Loma (Guamote),
Comuna Cochaloma Totorillas (Palmira), Cooperativa Galte Laime (Palmira),
Comuna Cobshe Alto (Palmira), Comuna Totoras (Palmira), Asociación Zoila Martínez (Riobamba)

Imbabura

Comuna Mojandita, Comuna Calpaquí, Comuna Chuchuquí, Casco Valenzuela
Cooperativa El Abra, Comunidad Zuleta

Loja

Comunidad Guambusari (Manú), Comuna Bahin Turucachi

Axcuay

Asociación Totoracocha (Cuenca), Comuna Hato Zhiña de Baños, Comuna San Sebastián de Sig Sig, Asociación Toscones (Yacuambí)

Cañar

Comunidad Kawanapamba

 
Impactos en las comunidades
 
FACE PROFAFOR promociona el establecimiento de plantaciones forestales en las comunidades del páramo ecuatoriano a cambio de un incentivo económico. La posibilidad de recibir ingresos económicos provenientes de la actividad forestal convence a las comunidades campesinas y éstas firman contratos de forestación con FACE. Estos contratos comprometen a las comunidades a dar mantenimiento a las plantaciones por lapsos de 15 a 30 años y a hacerse cargo de la cosecha y comercialización de la madera siguiendo las indicaciones técnicas de PROFAFOR. Todo ocurre en tierras de propiedad comunal bajo la promesa de recibir ingresos no especificados en algún futuro por la venta de la madera.
 
Los incentivos provistos por la empresa resultan insuficientes para cubrir los gastos de las comunidades para completar el establecimiento de las plantaciones. Entonces las comunidades de páramo, a menos de seis años de la firma de los contratos, ya han desplazado actividades productivas propias –como el pastoreo y recursos sociales como la minga- al servicio de PROFAFOR.
 
Se trata de un intercambio desigual de bienes y servicios entre PROFAFOR y las comunidades: PROFAFOR se reserva el 100% de los Derechos por el Carbono absorbido, y las comunidades asumen la totalidad de las responsabilidades derivadas del manejo forestal, actividad que no ha presentado beneficios reales sino más bien ha desplazado las actividades productivas en perjuicio directo de la economía campesina.
 
Fuentes de agua en peligro
 
A pesar del compromiso de FACE de sembrar especies nativas, como garantía de su responsabilidad con el ambiente, el 94% de lo sembrado son especies exóticas. FACE sigue sembrando pinos mexicanos en los Andes ecuatorianos porque supuestamente las plantaciones buscan recuperar suelos “degradados por el uso extensivo” y porque el “conocimiento sobre el uso de especies nativas se ha perdido” en Ecuador. La realidad es muy distinta. FACE introduce plantaciones de pino en ecosistemas primarios, no en suelos degradados. Las plantaciones se establecen en un ecosistema muy frágil y de gran importancia hidrológica: el páramo.
 
Los páramos son fundamentales para la regulación de la hidrología regional y constituyen la fuente de agua para la mayoría de la población de los Andes. Se habla de los páramos como la "cuna" del sistema hídrico. La gran cantidad de materia orgánica hace que estos suelos tengan una gran retención de agua. La implantación de árboles exóticos para el páramo amenaza la estabilidad del ecosistema.
 
La estructura del suelo es muy frágil y se altera seriamente con la introducción de árboles exóticos, sobre todo si es una plantación forestal. Además de la destrucción del sistema de almohadillas –propio del páramo- se transforma la estructura del suelo y ocurre un severo agrietamiento por los cambios en el régimen hidrológico y una disminución apreciable de la actividad biológica.
 
El páramo es un gran reservorio de carbono y al conservarlo se evita más emisión de este elemento a la atmósfera. Durante el establecimiento de las plantaciones se quita la vegetación y se altera el suelo. Al exponer el suelo se liberan grandes cantidades de carbono. A pesar de que se quiera fijar carbono por los árboles, en realidad se está perdiendo el carbono almacenado en el suelo. El suelo de páramo queda descubierto además por la construcción de los caminos cortafuego, lo que redundará en graves procesos erosivos.
 
La introducción de una plantación forestal de pinos en un frágil medio de altura como el páramo destruye el régimen hidrológico y la estructura del suelo. También lo acidifica deteniendo el crecimiento de otras especies vegetales, convirtiendo las plantaciones forestales en un desierto alimenticio para la fauna local.  
 
El desastre de las plantaciones
 
Las plantaciones forestales son propensas a sufrir incendios. Este riesgo se incrementa considerablemente con las plantaciones de FACE. En primer lugar porque se trata de plantaciones de pino, árboles que por su resina son propensos al fuego. En segundo lugar estas plantaciones están rodeadas de una vegetación natural de fácil combustibilidad: el pajonal propio del páramo, y constantemente expuestas a fuertes vientos, lo que facilita que el fuego alcance los árboles. No olvidemos que el fuego está presente en los páramos debido a la práctica tradicional andina de roza y quema de pajonales para el aprovechamiento ganadero.
 
Los árboles además demuestran un rendimiento deficiente. Se trata de pinos introducidos en un medio de altura de condiciones climáticas extremas, al que no se adaptan. El deficiente crecimiento de estos árboles en el medio de altura se traduce en una baja captación de carbono.
 
La introducción de especies como Pinus patula en el páramo parece no